Karol Hingis no quiere ni un dólar de su hija

Cuando Martina Hingis se convirtió en la jugadora más joven del siglo que gana un torneo del Grand Slam, el Open de Australia, sus padres la miraron con orgullo. Su madre y entrenadora, Melanie, pudo abrazarla a pie de pista. Su padre, Karol, sólo lo hizo, orgulloso, a las cuatro de la madrugada y desde su televisor en una de las habitaciones de su pequeño piso en Kosice, al este de Eslovaquia.

Desde que Martina entró en el circuito profesional a los 14 años, su padre nunca ha sido invitado a presenciar un Grand Slam. Sin embargo, tras la celebración del éxito de su hija, la vida de Kar...

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Cuando Martina Hingis se convirtió en la jugadora más joven del siglo que gana un torneo del Grand Slam, el Open de Australia, sus padres la miraron con orgullo. Su madre y entrenadora, Melanie, pudo abrazarla a pie de pista. Su padre, Karol, sólo lo hizo, orgulloso, a las cuatro de la madrugada y desde su televisor en una de las habitaciones de su pequeño piso en Kosice, al este de Eslovaquia.

Desde que Martina entró en el circuito profesional a los 14 años, su padre nunca ha sido invitado a presenciar un Grand Slam. Sin embargo, tras la celebración del éxito de su hija, la vida de Karol ha cambiado casi tanto como la de Martina, de 16 años. "Muchas personas han venido a preguntarme si estoy bien y sobre la satisfacción que siento por el triunfo de mi hija, pero sólo me hablan del dinero que ha ganado", comenta Karol Hingis, de 40 años. "Eso no tiene ningún sentido. Nunca he pedido ni aceptaré un solo dólar de mi hija", asegura con cierta acritud.Hingis, que trabaja como pistero en un club de tenis local, se ha convertido en la envidia de muchos conciudadanos y en el foco de atención de la prensa, donde se rumorea que su hija le rechazó para irse con su madre cuando ésta decidió marcharse de Checoslovaquia a Suiza en 1987.

La vida de Karol Hingis apenas ha cambiado desde que Martina se convirtió en profesional hace dos años. Karol ha tenido pocas ocasiones de ver a su hija desde que se marchó. La última ocasión fue el año pasado, cuando Martina y Melanie fueron a la República Checa a un partido de exhibición. "¿Creen que para mí no es un problema vivir al margen de mi hija?", "¿qué debe de estar pensando ahora ella de mí?", se pregunta. "Por mi parte, intentaré verla siempre que me sea posible", asegura Karol.

Siempre eclipsado por la personalidad de Melanie, Karol reivindica ahora que también él participó en la formación tenística de Martina. Karol jugó al tenis, aunque nunca destacó, hasta los 30 años. "Desgraciadamente, su madre nunca ha mencionado esto. Y yo no quiero entrar en discusiones. Incluso parece que deba disculparme por eso", añade.

Irónicamente, Karol tendrá ocasión de ver a su hija en breve. La eliminatoria de Copa Federación entre Eslovaquia y Suiza el próximo marzo se disputará en Kosice. Pero Hingis tal vez no pueda comprar una entrada para ver a su hija. Recientemente, la prensa suiza publicó que tenía un sueldo mensual de 46.000 pesetas.

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