TENIS: OPEN DE AUSTRALIA

El paradigma de la precocidad

La dulzura embelleció ayer su rostro cuando recogió el trofeo de ganadora del Open de Australia. Parecía una niña. Y en realidad lo es. Pero nadie lo diría cuando se mueve en la pista de tenis con una soltura y una insolencia más propias de una veterana que de una chica de 16 años que lleva sólo dos en el circuito profesional. Martina Hingis es el paradigma de la precocidad.Todo en ella comenzó antes. A los 12 años anotó su nombre en el palmarés de la prueba júnior de Roland Garros (1973) y desplazó a Jeniffer Capriati en el ranking de precocidad. En 1995 se convirtió -en la jugadora má...

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La dulzura embelleció ayer su rostro cuando recogió el trofeo de ganadora del Open de Australia. Parecía una niña. Y en realidad lo es. Pero nadie lo diría cuando se mueve en la pista de tenis con una soltura y una insolencia más propias de una veterana que de una chica de 16 años que lleva sólo dos en el circuito profesional. Martina Hingis es el paradigma de la precocidad.Todo en ella comenzó antes. A los 12 años anotó su nombre en el palmarés de la prueba júnior de Roland Garros (1973) y desplazó a Jeniffer Capriati en el ranking de precocidad. En 1995 se convirtió -en la jugadora más joven de la era Open -desde 1968- que ganaba un partido individual del Open de Australia. Tenía 14 años y 4 meses. En 1996 se colocó entre las 20 primeras jugadoras mundiales, sólo 15 meses después de haber entrado en el circuito. Y ayer, en Melbourne, instauró una nueva marca, difícil de superar: ganar un Grand Slam con 16 años.

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Cuando llegó al circuito, la WTA se saltó las normas de protección que acababa de implantar para los menores de 16 años. Ahora todas las jugadoras deben protegerse contra ella. Muy bien dirigida por su madre, Melanie, tiene una mentalidad más fuerte que la mayoría.

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