La rotura de un cable eléctrico provoca el caos en el aeropuerto de Barajas

Una simple perforadora mostró ayer la vulnerabilidad del aeropuerto de Barajas (Madrid). En un sondeo no autorizado, la máquina alcanzó a mediodía un cable de suministro eléctrico del aeropuerto y provocó el corte de energía. La avería cegó los sistemas de control, provocó el desbarajuste en el lugar y desesperó a miles de viajeros. A las 17.45 se cerraron las pistas. La medida fue adoptada ante la imposibilidad de conseguir energía para la señalización de las vías de despegue y aterrizaje. 300 vuelos resultaron afectados. A las once de la noche se reanudó el servicio en una de las dos pistas....

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Una simple perforadora mostró ayer la vulnerabilidad del aeropuerto de Barajas (Madrid). En un sondeo no autorizado, la máquina alcanzó a mediodía un cable de suministro eléctrico del aeropuerto y provocó el corte de energía. La avería cegó los sistemas de control, provocó el desbarajuste en el lugar y desesperó a miles de viajeros. A las 17.45 se cerraron las pistas. La medida fue adoptada ante la imposibilidad de conseguir energía para la señalización de las vías de despegue y aterrizaje. 300 vuelos resultaron afectados. A las once de la noche se reanudó el servicio en una de las dos pistas. De madrugada, la segunda seguía inactiva.

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Durante el día sólo los sistemas más sensibles, dotados de unidades de suministro ininterrumpido, habían mantenido su operatividad. En cambio, la señalización de las pistas, las ayudas de aproximación y los medios que señalan las denominadas sendas de planeo habían quedado inutilizadas.El hecho de que el accidente ocurriese de día evitó que la retirada de estos servicios -especialmente las balizas- causase males mayores, ya que los pilotos aprovechaban la luz del sol para sus operaciones. La situación, con todo, llegó en algunos momentos a ser desesperante. En el el aeropuerto, la falta de electricidad había dejado sin funcionar desde los ordenadores hasta los relojes.

Varios vuelos internacionales fueron desviados a Valencia, Barcelona y Sevilla, y otros nacionales, a Salamanca, Zaragoza y a la capital andaluza.

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