FÚTBOL SEGUNDA DIVISIÓN

Demasiado respeto

Noticia en Leganés: no marcó Moisés. El delantero pepinero y pichichi de Segunda se puede agarrar para excusar su cita con el gol al balance del partido, que retrata un choque muy miedoso, atiborrado de precauciones, disputado por dos equipos que se tienen mucho respeto. Demasiado respeto para dejar que alguien se acercase a la portería contraria con el objetivo de encontrarse con la red.Con poco más de media hora de juegos en la mañana poco primaveral en Leganés se jugaban el vermú a que de allí se iría un equipo con los tres puntos. Todo lo que ocurrió allí en esa media hora an...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Noticia en Leganés: no marcó Moisés. El delantero pepinero y pichichi de Segunda se puede agarrar para excusar su cita con el gol al balance del partido, que retrata un choque muy miedoso, atiborrado de precauciones, disputado por dos equipos que se tienen mucho respeto. Demasiado respeto para dejar que alguien se acercase a la portería contraria con el objetivo de encontrarse con la red.Con poco más de media hora de juegos en la mañana poco primaveral en Leganés se jugaban el vermú a que de allí se iría un equipo con los tres puntos. Todo lo que ocurrió allí en esa media hora anunciaba un cerocerísimio final en el marcador: mar cajes a los hombres que podíancrear, balonazo del defensa cuando el delantero se acercaba por el área y centrocampismo a destajo. Cuando un partido vive casi exclusivamente de los balones bombeados al área, malo. Así ocurrió durante todo el primer periodo. Las escasas ocasiones de gol se produjeron por medio de remates cabeza sin asomo de peligro. Por el Badajoz metieron la cabeza Carlos Torres y Tocornal y por el Leganés Moisés, pero el resultado fue igual de estéril en las tres ocasiones.

El pichichi de la categoría, Moisés, tuvo una mañana realmente gris. Realizó un solo remate a puerta y fue por medio de un cabezazo sin fuerza, lanzó una falta directa muy desviada, ejecutó un par de taconazos que se quedaron a medio camino, le señalaron media docena de fueras de juego y, un dato que habla a las claras de su nefasto día, le enseñaron una cartulina amarilla por protestar. La tarjeta de la impotencia, que se llama.

El segundo tiempo se desarrolló con el mismo equilibro que el primero. Quizá el Badajoz anduvo algo más ambicioso, pero los dos remates de Carlos Torres los sacó Unanua con oficio. Sólo en los últimos 10 minutos el partido tornó pelín loco. Poca cosa para desnivelar un marcador que estaba condenado al empate a cero. Los dos equipos siguen arriba y todos tan contentos.

Sobre la firma

Archivado En