"Esto es durísimo"

Cedrún no recuerda dolor semejante a recibir 14 goles en dos partidos y que su hija de ocho años lo viera todo desde la grada

Lo peor fue que Maider, su hija de ocho años, lo vio todo. Cuándo Andoni Cedrún aceptó llevarse a San Mamés a su niña, que quería mirar de cerca a Julen Guerrero, su ídolo, no sospechaba que la buena obra se le iba a volver de forma tan traicionera. Porque lo que Maider observó finalmente fue cómo a su padre le hacían seis goles, y como tres de ellos, para colmo llevaban el sello del futbolista vasco. "No me dijo nada", recuerda Cedrún, "pero la mirada que me pegó después del partido fue fortísima de las que no se olvidan". Ayer, la cría, una vez que entendió que había transcurrido el tiempo ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Lo peor fue que Maider, su hija de ocho años, lo vio todo. Cuándo Andoni Cedrún aceptó llevarse a San Mamés a su niña, que quería mirar de cerca a Julen Guerrero, su ídolo, no sospechaba que la buena obra se le iba a volver de forma tan traicionera. Porque lo que Maider observó finalmente fue cómo a su padre le hacían seis goles, y como tres de ellos, para colmo llevaban el sello del futbolista vasco. "No me dijo nada", recuerda Cedrún, "pero la mirada que me pegó después del partido fue fortísima de las que no se olvidan". Ayer, la cría, una vez que entendió que había transcurrido el tiempo suficiente, se dirigió por in a su padre: "Aita, tranquilo".Y lo cierto es, que Andoni Cedrún intenta estar tranquilo, pero le cuesta: los seis goles de San Mamés, se suman a los ocho que encajó el domingo anterior en el Camp Nou. De golpe, dos goleadas. "La gente dirá: 'bueno, Cedrún está curtido en mil batallas". Sí, lo que quieran, pero son 14 goles que hay que llevar dentro". Andoni admite que sus 36 años de edad, los 16 que lleva de profesional -Athletic (3), Cádiz (1), Zaragoza (11) y Logroñés (1)-, le ayudan a digerir el trago, pero no le eximen del dolor. "Asimilarlo es muy duro", repite el guardameta vasco cada dos o tres frases. No recuerda un dolor semejante. Cedrún ya había pasado otras veces por situaciones de este tipo, pero nunca de forma tan seguida. Con las dos de estos días, el portero lleva ya 14 goleadas (cuatro o más tantos en contra) a sus espaldas, pero distribuidas durante su carrera. Incluso, los número que enseñaba esta temporada (seis goles en cinco partidos) no estaban mal. "Pero en ocho días las estadísticas se han ido al traste", se lamenta. "Estas goleadas te marcan. Todo el mundo dice: 'A Andoni Cedrún le han metido 14 goles'. Es que es durísimo".

A Andoni Cedrún le queda un consuelo. Bueno, dos. Que la permanencia en Primera, si finalmente la consigue el Logroñés, "hará olvidar para siempre estos goles de la memoria de la gente". Y que San Mamés, su primer escenario como profesional, el mismo en el que brilló su padre" Carmelo, durante 14 temporadas (fue el guardameta titular del Athletic desde la campaña 1950-51 hasta la 1963-64), corease con cariño su nombre tras el 6-0: "Ya sospechaba lo que se me venía encima. Una semana en los periódicos, las mofas de la gente, la crisis del equipo... Quedaban 20 minutos, pero yo ya estaba a otra cosa. San Mamés me debió ver tan hecho polvo que acabó por mostrarme su cariño".Después de esto, lo que Cedrún tiene muy claro es que jamás volverá a aceptar que nadie, le diga aquello de que es lo mismo perder por uno que por cuatro. "Y una leche que es lo mismo", dice. "Aquí está la prueba. No habría sido lo mismo perder por dos en el Camp Nou y por uno en San Mamés. No se habría montado este escándalo. Que no engañen a la gente". O sea que, Islas, un guardameta que jugó hace algunos años en el, Logroñés, tenía razón: con 0-1 en contra y a falta de 10 minutos para el final, el cancerbero argentino se puso a perder tiempo y a reclamar la hora con insistencia. Cuando concluyó el encuentro y sus compañeros le reprocharon su actitud, Islas contestó: "¿Qué queríais, que me metieran otro?"

Archivado En