Bahamontes nunca gano la Vuelta

El caso de Induráin no es único. El navarro no es el primer gran corredor español al que le falte en su historial la Vuelta de su país. El primer gran, ídolo del ciclismo español, Federico Martín Bahamontes, nunca pudo ganar la Vuelta a España. Quedó segundo en 1957, detrás de Loroño- años aquellos de símiles taurinos, de manos a manos, y de la división irreconciliable en España entre bahamontistas y loroñistas- y logró un puñado de colocaciones, pero lo suyo era el Tour. Ganó el de 1959 y ya empezó a verse una contradicción entre la Vuelta y la Grande Boucle.El siguiente gran corredor español...

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El caso de Induráin no es único. El navarro no es el primer gran corredor español al que le falte en su historial la Vuelta de su país. El primer gran, ídolo del ciclismo español, Federico Martín Bahamontes, nunca pudo ganar la Vuelta a España. Quedó segundo en 1957, detrás de Loroño- años aquellos de símiles taurinos, de manos a manos, y de la división irreconciliable en España entre bahamontistas y loroñistas- y logró un puñado de colocaciones, pero lo suyo era el Tour. Ganó el de 1959 y ya empezó a verse una contradicción entre la Vuelta y la Grande Boucle.El siguiente gran corredor español, Luis Ocaña, no hizo mucho por desmentirla. Fue como si le costara menos ganar el Tour -lo hizo en 1973 y tuvo en sus manos el de 1971, perdido por la caída en el col de Menté- que la Vuelta, lo que logró en 1970. Ocaña en sus tiempos se quejaba de la excesiva presión que le suponía correr la ronda española, en la que prácticamente se le exigía ganar todas las etapas.

Sólo uno de los grandes que han sido en el ciclismo español supo compaginar a la perfección sus deberes domésticos y la exigencia internacional. Quizás por ello el caso de Pedro Delgado sea excepcional, tanto como la popularidad que alcanzó y que aún le dura. El segoviano, un hombre Tour por deseos y predestinación ganó el de 1988, pero pudo haberse impuesto en un par de ellos más- supo combinar su naturaleza con una carrera como la española. Sus triunfos en la ronda española -se impuso en 1985 y 1989, quedó segundo en 1990 y tercero en 1992 y 1994- se convirtieron en verdaderas explosiones dé júbilo popular. Por eso el aficionado español habría querido que Induráin fuera un nuevo Delgado. Pero el navarro ha sido simplemente Induráin.

En la memoria de la gente pesan más los cinco años de ausencia de Induráin en la Vuelta que sus siete participaciones. Pero ha vuelto.

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