La vuelta de Miguel Indurain

La participación del ciclista navarro tras cinco años de ausencia marca la ronda española, que comienza mañana

"Seguro que si gano yo la Vuelta, los periódicos titularían:"Induráin, segundo", decía con cierta amargura justificada Arsenio González, el veterano corredor del Mapei. No importa que también participen Tony Rominger, Fernando Escartín y Álex Zülle, o que Laurent Jalabert defienda un triunfo incontestable. Todos ellos serían cabeza de cartel hasta en un Tour, pero la Vuelta 96, que comienza mañana en Valencia, es la Vuelta de Induráin. Desde 1991, en que quedó segundo, el ganador de cinco Tours y dos Giros no participaba en la ronda de su país. Bien vale eso el monopolio de la atención hasta q...

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"Seguro que si gano yo la Vuelta, los periódicos titularían:"Induráin, segundo", decía con cierta amargura justificada Arsenio González, el veterano corredor del Mapei. No importa que también participen Tony Rominger, Fernando Escartín y Álex Zülle, o que Laurent Jalabert defienda un triunfo incontestable. Todos ellos serían cabeza de cartel hasta en un Tour, pero la Vuelta 96, que comienza mañana en Valencia, es la Vuelta de Induráin. Desde 1991, en que quedó segundo, el ganador de cinco Tours y dos Giros no participaba en la ronda de su país. Bien vale eso el monopolio de la atención hasta que la carretera empiece a poner a los ciclistas en otro orden. Que también podría ser el mismo.Otro titular para la carrera que concluye el día 29 en Madrid podría ser La Vuelta de los cansados. Estamos en septiembre, el tradicional mes de los balances, recogida de dividendos por los triunfos pasados y época más dada a las transacciones, cambios de equipo y preparación de futuras temporadas. Pero eso era antes. Con el cambio de fechas de la Vuelta y el correspondiente retraso del Mundial de agosto a octubre, la temporada se ha estirado casi hasta romper la cuerda de un modo artificial y obligatorio: los jefes de los equipos extranjeros -caso Rominger o Bugno- se ven forzados a participar si quieren estar bien en el Mundial; los de los españoles -Induráin, Escartín, Jalabert, Zülle- se obligan a un sobreesfuerzo -un segundo alto de forma después del Tour- por necesidades comerciales: la Vuelta es el gran escaparate de sus patrocinadores. Lo que conduce a un posible tercer titular: "La Vuelta de los frustrados".

A pesar de lo aparatoso de los nombres de los mejores participantes, ninguno de entre ellos ha logrado subir al podio en el Giro o en el Tour de este año. Tonkov, Zaina, Olano, Riis, Ullrich y Virenque, los laureados de la temporada en las otras dos grandes rondas, dieron por terminada su sesión en lo que a grandes objetivos se refiere. Hay más: sólo dos de los 20 primeros en el Giro -Rebellin, 6º, y Buenahora, 11º-, y seis de los del Tour -Dufaux, 4º, Escartín, 8º, Rominger, 10º, Induráin, 11º, Hamburger, 13º, y Elli, 15º- correrán la Vuelta.

Con lo cual, quedaría un cuarto titular: "El regreso- de las estrellas cansadas", un plantel que se habría aceptado sin rechistar, casi como una fiesta nacional, si estuviéramos en enero y no se hubieran corrido Giro y Tour. Por entonces, y bajo una lectura acelerada de lo ocurrido en 1995, se pronosticaba una temporada centrada en un duelo Induráin-ONCE aderezado con un poco de pimienta por parte del viejo Rominger y del joven Olano. Para nada se hablaba del viento del Norte -Riis, Ullrich- y del Este -Tonkov- que arrasaría con todo. Un gran consuelo queda, sin embargo: no hay ni punto de comparación con la participación del año pasado, aunque alguien pueda recordar que entonces corrieron Riis, Ullrich, Ugrumov y Pantani: su motivación era nula y no contaban más que como nombres.

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