Descorazonadora presentación del Rayo

Los vallecanos exhiben múltiples carencias ante el Oviedo

El nuevo Rayo Vallecano de Paquito se asomó anoche a Vallecas para enseñar un descorazonador repertorio. Se inicia éste en la defensa, repleta de futbolistas de envergadura, por su estatura, no por otra cosa, incapaces de evitar que dos inocentes balones aéreos acabaran en la red. Continúa el asunto con un centro del campo que muerde, pero al que le cuesta horrores manejar partido alguno. Y finaliza su catálogo de carencias en el ataque, con el brasileño Guilherme buscándose a sí mismo entre tanta soledad, perdido casi siempre en el pobre horizonte ofensivo del conjunto de Paquito.Es el del Ra...

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El nuevo Rayo Vallecano de Paquito se asomó anoche a Vallecas para enseñar un descorazonador repertorio. Se inicia éste en la defensa, repleta de futbolistas de envergadura, por su estatura, no por otra cosa, incapaces de evitar que dos inocentes balones aéreos acabaran en la red. Continúa el asunto con un centro del campo que muerde, pero al que le cuesta horrores manejar partido alguno. Y finaliza su catálogo de carencias en el ataque, con el brasileño Guilherme buscándose a sí mismo entre tanta soledad, perdido casi siempre en el pobre horizonte ofensivo del conjunto de Paquito.Es el del Rayo un problema de fútbol, no de otra cosa. Ya lo era la temporada pasada, pero entonces estaba Onésimo para levantar espíritus y resultados adversos con sus endiablados regates. Y estaba Aquino, que garantizaba lo que ya sólo Guillerme promete: goles.

El partido de ayer apenas dijo nada nuevo. El Rayo se mostró preso de sus limitaciones y el Oviedo huérfano de fútbol. Porque fue el conjunto de Juan Manuel Lillo un conjunto enlutado. Y no sólo por su negra vestimenta.

El partido lo ganó el Rayo por penaltis, que es como se resuelven estos sucedáneos. Debutó en Vallecas Klimowicz, un delantero argentino que no mostró más que sus casi dos metros de estatura.

El tiempo dirá si es buen o mal jugador, porque anoche se vio el hombre envuelto en la maraña de dos equipos empeñados en liarse a mamporros con el buen fútbol.

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