Lozano se tiene que conformar con el bronce

El púgil cordobés Rafael Lozano, el único representante español en los Juegos en este deporte, no pudo alcanzar la final de su categoría, la minimosca, al caer ayer derrotado por el filipino Mansueto Velasco, que disputará la medalla de oro ante el búlgaro Daniel Petrov. El boxeador español se ha tenido que conformar con la medalla de bronce.Lozano apenas gozó de opción alguna para alzarse con el triunfo. Sólamente en los primeros compases de la pelea se colocó por delante en la puntuación, aunque el primer asalto concluyó con una igualada a tres puntos.

El segundo marcó definitivamente...

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El púgil cordobés Rafael Lozano, el único representante español en los Juegos en este deporte, no pudo alcanzar la final de su categoría, la minimosca, al caer ayer derrotado por el filipino Mansueto Velasco, que disputará la medalla de oro ante el búlgaro Daniel Petrov. El boxeador español se ha tenido que conformar con la medalla de bronce.Lozano apenas gozó de opción alguna para alzarse con el triunfo. Sólamente en los primeros compases de la pelea se colocó por delante en la puntuación, aunque el primer asalto concluyó con una igualada a tres puntos.

El segundo marcó definitivamente el camino al que se llegó al final y sobre todo la diferencia de Velasco, un púgil zurdo, condición que, a la postre, resultaría un problema casi insalvable para Rafael Lozano. Mientras el boxeador español, en el segundo asalto, repitió la puntuación del primero y contabilizó seis puntos, Velasco se disparó hasta los 13. La diferencia no sólo resultó ya abismal y muy difícil de superar sino que condicionó lo que restaba de pelea.

Lozano pagó demasiado cara la iniciativa con que comenzó este segundo asalto. La precipitación facilitó las contras de su rival, que se movió con más sentido sobre el ring. Velasco sacó mayor ventaja de su rapidez de movimientos, sobre todo gracias a que cuenta con unos brazos más largos que los del boxeador español. La situación se convirtió en crítica para Rafael Lozano al finalizar el segundo asalto.

El tercero permitió sentenciar el fallo que llegaría al final de la pelea. Al boxeador filipino le bastó aprovechar las oportunidades y la precipitación del rival. Su rentabilidad no pudo ser más efectiva. La puntuación final lo dice todo: 22-10.

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