A la sombra del rey

Johnson gana los 400 metros, pero queda en un segundo plano por la victoria de Lewis

Cuando se disponía a convertirse en la prima donna del atletismo estdounidense, Michael Johnson tuvo que soportar otra fuerte dosis de Carl Lewis. Johnson, cuya animadversión hacia el múltiple campeón olímpico es conocida, celebró su victoria en los 400 metros con menos estruendo de¡ previsto. Las portadas fueron para Lewis y las entrevistas en televisión también. Para un atleta que durante mucho tiempo fue acusado de poco carismático, debió ser muy duro encontrarse en la antigua posición: a la sombra del rey Lewis.Johnson se encontró con el desafío de romper el récord mundial de 400 me...

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Cuando se disponía a convertirse en la prima donna del atletismo estdounidense, Michael Johnson tuvo que soportar otra fuerte dosis de Carl Lewis. Johnson, cuya animadversión hacia el múltiple campeón olímpico es conocida, celebró su victoria en los 400 metros con menos estruendo de¡ previsto. Las portadas fueron para Lewis y las entrevistas en televisión también. Para un atleta que durante mucho tiempo fue acusado de poco carismático, debió ser muy duro encontrarse en la antigua posición: a la sombra del rey Lewis.Johnson se encontró con el desafío de romper el récord mundial de 400 metros para competir con Lewis, que a esa hora estaba a las puertas de su cuarta victoria olímpica en salto de longitud. Sólo si bajaba de 43 segundos, algo que nadie ha conseguido, podía tirar su supremacia a la cara de Lewis y de la prensa. La carrera, por lo tanto, fue por el récord.

La victoria de Johnson estaba asegurada. Volvió a ganar con un margen de seis metros, casi un segundo de diferencia sobre el británico Roger Black, que por fin ha encontrado el reconocimiento en los Juegos a su dilatada y magnífica carrera deportiva. Un segundo de diferencia -92 centésimas exactamente, la mayor ventaja obtenida por un cuatrocentista desde la final de 1896- es la eternidad en una prueba de velocidad. Pero como dijo Roger Black, "cuando corremos frente a Johnson, corremos por el segundo puesto".

El trabajo de Johnson era un ataque sobre el récord de Butch Reynolds (43,29s, Zúrich, 1988) y la gesta de romper la barrera de los 43 segundos. Durante las carreras preliminares, había dado esa impresión. De las 22 ocasiones que se ha bajado de los 44 segundos -una frontera que sólo han pasado siete atletas-, Michael Johnson lo ha conseguido 12 veces. Es decir, la gente ve a Johnson como un metrónomo sobre ese margen de tiempo. Ahora quería una hazaña histórica para olvidar a Carl Lewis por un rato.

Johnson no consiguió su propósito. Se quedó a 20 centésimas del récord mundial, consiguió la cuarta mejor marca mundial de todos los tiempos, obtuvo su 55' victoria consecutiva sobre la distancia, batió el récord olímpico y logró su primera victoria individual en unos Juegos. Pero no fue suficiente. En el día de Lewis, necesitaba algo más.

Aunque Johnson lloró en el podio y celebró la victoria entre los aplausos de la gente, tuvo que pasar buena parte del tiempo respondiendo a las comparaciones con Carl Lewis. "Siempre he dicho que Carl tiene que acabar con eso de que es el mejor atleta del mundo", dijo Johnson. Meses antes, Lewis había dicho que Johnson era un atleta sin carisma y ayer añadió: "Soy demasiado viejo como para preocuparme sobre los jóvenes. Lo que Michael Johnson tiene que ver es que no hay una única estrella en el mundo del atletismo". Lo dijo con el gesto del ganador a los puntos.

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