Smith, una estrella imprevista

S. S., La estrella más imprevista de la natación es la pequeña y rocosa Michelle Smith, una irlandesa que ha puesto a su país en el mapa. Ninguna irlandesa había conseguido nunca una medalla de oro: Smith ha conseguido dos -400 metros estilos y 400 metros libres- en el plazo de dos días. Su actuación ha sido tan arrolladora como su escalada en los rankings. Alrededor de sus victorias se ha levantado un murmullo de rumores. "¿Dopaje? Es divertido. Creo que soy la atleta irlandesa que ha pasado por más controles en los dos últimos meses", dijo después de ganar la final de 400 metros libre...

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S. S., La estrella más imprevista de la natación es la pequeña y rocosa Michelle Smith, una irlandesa que ha puesto a su país en el mapa. Ninguna irlandesa había conseguido nunca una medalla de oro: Smith ha conseguido dos -400 metros estilos y 400 metros libres- en el plazo de dos días. Su actuación ha sido tan arrolladora como su escalada en los rankings. Alrededor de sus victorias se ha levantado un murmullo de rumores. "¿Dopaje? Es divertido. Creo que soy la atleta irlandesa que ha pasado por más controles en los dos últimos meses", dijo después de ganar la final de 400 metros libres.

Los entrenadores no aciertan a explicarse la progresión de una mujer que en el último año ha mejorado en más de 16 segundos su marca en 400 metros libres. Y lo ha hecho a una edad considerable, al borde de los 27 años. La irrupción de Michelle Smith coincidió con el ocaso de su marido, el holandés Erik de Bruin, uno de los mejores lanzadores de disco del mundo entre 1988 y 1991. Una sanción de cuatro años por utilizar anabolizantes le impidió participar en los Juegos de Barcelona, donde conoció a Michelle Smith. El resto es historia. El atleta que abandona su profesión para dirigir la carrera deportiva de su mujer.

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