Una gran lección para el lunes

Parques, tiendas y hasta restaurantes del centro de Londres aparecían desiertos ayer mucho antes de que comenzara el partido España-Inglaterra. Un par de tipos con pinta de escoceses paseaban la bandera española en las inmediaciones de Kensington High Street, eso era todo. Una especie de examen de conciencia general había llevado a los diarios de calidad británicos a abrazar la causa de España frente a los recientes ataques de los tabloides.The Daily Telegraph incluía, por ejemplo, una crónica desde Madrid explicando la irritación española y asegurando que la embajada de l...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Parques, tiendas y hasta restaurantes del centro de Londres aparecían desiertos ayer mucho antes de que comenzara el partido España-Inglaterra. Un par de tipos con pinta de escoceses paseaban la bandera española en las inmediaciones de Kensington High Street, eso era todo. Una especie de examen de conciencia general había llevado a los diarios de calidad británicos a abrazar la causa de España frente a los recientes ataques de los tabloides.The Daily Telegraph incluía, por ejemplo, una crónica desde Madrid explicando la irritación española y asegurando que la embajada de la Gran Bretaña había tenido que ser desalojada tras una amenaza de bomba. El embajador británico en España se disculpaba explicando que los españoles no saben lo que son los tabloides. Y el jefe de la diplomacia española en Londres, Alberto Aza, hacía otro tanto intentando quitar hierro, a la historia. El mismo periódico, dedicaba un amplio reportaje a la fiesta de los toros, la "verdadera pasión española", desde el sorprendente ángulo del aficionado británico.

The Times, hermano mayor de The Sun, dedicaba la mitad de su primera página a ilustrar la hermandad deportiva reinante entre seguidores de Inglaterra y seguidores de España, con una fotografía tomada en el Banco Exterior de España en Londres.Un reportero de The Guardian había recorrido el área española de Notting Hill Gate, y se había detenido en el colegio Vicente Cañada Blanch, sólo para tomarle el pulso a la reacción española.

Pues bien, la reacción fue un prodigio de flema hispana. Críticas, pero sin acritud. Más adelante, en las gradas del estadio de Wembley, donde los hinchas ingleses vivieron 120 minutos de purgatorio, se vieron destellos de sentido del humor, por ejemplo, un grupo de chicas con bigotes pintados. Lástima que a nadie se le ocurriera colocarse en la cabeza una paellera modelo Martirio.

Archivado En