LA CELEBRACIÓN DE UN TÍTULO

Gil, 7.000 millones después

Nueve años después de su aterrizaje, y cuando ya no queda nada de su primer proyecto (sólo el defensa Tomás, y estaba ya desde unos cuantos años antes en el club), Jesús Gil, el dueño del Atlético, ha consumado al fin su sueño. El triunfo ante el Albacete le entregó la primera Liga de su mandato, ésa tras la cual, según declaró repetidamente, ya podría morirse tranquilo. Una simple mirada al pasado confirma lo costoso que le resultó cumplir sus deseos.Gil necesitó emplear y desemplear desenfrenadamente a 21 entrenadores (Menotti, Ufarte, Briones, Maguregui, Atkinson, Addison, Clemente, Peiró, ...

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Nueve años después de su aterrizaje, y cuando ya no queda nada de su primer proyecto (sólo el defensa Tomás, y estaba ya desde unos cuantos años antes en el club), Jesús Gil, el dueño del Atlético, ha consumado al fin su sueño. El triunfo ante el Albacete le entregó la primera Liga de su mandato, ésa tras la cual, según declaró repetidamente, ya podría morirse tranquilo. Una simple mirada al pasado confirma lo costoso que le resultó cumplir sus deseos.Gil necesitó emplear y desemplear desenfrenadamente a 21 entrenadores (Menotti, Ufarte, Briones, Maguregui, Atkinson, Addison, Clemente, Peiró, Ovejero, Ivic, Luis Aragonés, Pastoriza, Heredia, Pereira, Cruz, Romero, D'Alessandro, Aguiar, Maturana, Basile y, finalmente, Antic), algunos de ellos en varias ocasiones.

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Y precisó utilizar 85 futbolistas diferentes, con profundas variaciones de plantilla cada temporada. La cifra podría ser superior si se incluyeran algunos jugadores contratados que nunca llegaron a debutar con el primer equipo, como el portugués Joao Pinto, al que sólo le dejó actuar en el filial. En fichajes, Gil se gastó casi siete mil millones de pesetas, desde Paulo Futre (500), su primera gran adquisición, a Pantic (65), la última.

Cambió tres veces de médico; otras tres, de secretario técnico; otras tantas, de gerente; un par de ellas, de preparador físico, y también permutó masajistas. Mandó al garete la cantera para recuperarla un par de años después... Prometió ciudades deportivas que nunca llegaron a construirse. Criticó a los árbitros y luego los defendió. Se enfrentó a otros clubes, a la Federación, a la Liga, a los medios de comunicación, a los políticos... Al final, cumplió su sueño.

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