FÚTBOL: 37ª JORNADA DE LIGA

El Mérida tuvo que esperar 77 minutos

El Valladolid vuelve a puestos de promoción

Al Mérida le bastaron 15 minutos para seguir respirando. En el Estadio Municipal los de Kresic se agarran a su tabla de salvación, pero fue la afición, en un espectáculo impresionante y emotivo, quien logró mantener vivo al equipo, incluso en los peores momentos, y éstos ayer se prodigaron durante 75 minutos. El Mérida rompió así la racha de ocho, partidos consecutivos que los de Cantatore acumulaban sin conocer la derrota. La presión es ahora para el Valladolid, que se sitúa a sólo un punto de los extremeños y con peor gol-average.Kresic recurrió al mismo grupo que había logrado las vi...

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Al Mérida le bastaron 15 minutos para seguir respirando. En el Estadio Municipal los de Kresic se agarran a su tabla de salvación, pero fue la afición, en un espectáculo impresionante y emotivo, quien logró mantener vivo al equipo, incluso en los peores momentos, y éstos ayer se prodigaron durante 75 minutos. El Mérida rompió así la racha de ocho, partidos consecutivos que los de Cantatore acumulaban sin conocer la derrota. La presión es ahora para el Valladolid, que se sitúa a sólo un punto de los extremeños y con peor gol-average.Kresic recurrió al mismo grupo que había logrado las victorias, frente al Celta y Sevilla. Dispuso a Sierra en el eje de la defensa, con José María y Toribio de carrileros, y Reyes y Pirri guardando las espaldas de Sinval. El brasileño, que parece haber recuperado la forma, es el encargado de enlazar con Prieto y Quique Martín, los dos estiletes ofensivos del Mérida. Enfrente, un Valladolid diezmado por las ausencias, echó mano de cinco defensas, tres centrocampistas y con Raúl y Soto en punta.

El partido tuvo un inicio feo y bronco, con desplazamientos largos sin destino, entregas imprecisas, entradas al límite y continuas interrupciones. Cumplida media hora de juego, Mérida y Valladolid seguían especulando en la mediana sin ritmo ni control. Reyes, Sinval y Pirri intentaban dibujar sobre un lienzo poblado de obstáculos, y allí no se observaba a ningún artista capaz de aportar un mínimo de virtuosismo. Caídas y entregas precipitadas convirtieron el juego en una apuesta por lo absurdo. Hasta el minuto 35, Prieto, el goleador local, no recibió una sola asistencia de cierto mérito, por más que desde atrás el veterano Sierra leyó que el lanzamiento largo hacia el madrileño era la única vía de escape para resolver la situación. Ante esa ceremonia de la confusión que protagonizaban los locales, el Valladolid se asentó cómodamente, estrechó el espacio y amortiguó el ritmo, pero sin arriesgar porque Soto y Raúl se llenaban de impotencia.

El descanso no refrescó las ideas y el partido siguió sin ningún crédito, tranquilo para el Valladolid y angustioso para el Mérida. Cada pase era un despropósito. Prieto estaba perdido y el centro del campo local roto ante la presión visitante. Con Correa en el centro del campo y Guerrero en punta, Kresic buscó la mordiente que hasta entonces le faltó a los suyos. Fueron los mejores momentos. El Mérida apretó, robó balones y llegó con facilidad, rubricando Corino ese corto pero precioso estado de gracia con un magnífico y valioso gol.

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