Ramiro maniata al Madrid

Un desastroso equipo blanco se rinde en Salamanca

La férrea dirección de Ramiro allanó el camino de una victoria que nunca peligró para el Salamanca. El cerebral base supo en todo momento cómo imponer el ritmo que le convenía a su equipo y que sepultaba las aspiraciones del Real Madrid. El grupo de Obradovic nunca se sintió cómodo y pagó con su novena derrota y un nuevo alejamiento del Barcelona la tardía puesta en escena de sus hombres.El Salamanca se distinguió precisamente por todo lo contrario. Dotado de la motivación extra que siempre provoca jugar ante el campeón de la Liga europea, los salmantinos entraron de lleno en el partido y no s...

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La férrea dirección de Ramiro allanó el camino de una victoria que nunca peligró para el Salamanca. El cerebral base supo en todo momento cómo imponer el ritmo que le convenía a su equipo y que sepultaba las aspiraciones del Real Madrid. El grupo de Obradovic nunca se sintió cómodo y pagó con su novena derrota y un nuevo alejamiento del Barcelona la tardía puesta en escena de sus hombres.El Salamanca se distinguió precisamente por todo lo contrario. Dotado de la motivación extra que siempre provoca jugar ante el campeón de la Liga europea, los salmantinos entraron de lleno en el partido y no se concedieron, tampoco a su rival, ni un segundo de respiro. Sustentado por el serio y, sin embargo, brillante partido de su base y ayudado por el impecable rendimiento de sus otros cuatro titulares, el Salamanca marcó en los primeros minutos del duelo la estela de lo que posteriormente aconteció. Todo comenzaba con la circulación de balón del equipo salmantino, que acumulaba la suficiente paciencia para no caer en la precipitación y distribuir el balón a un hombre en inmejorable situación.

Ramiro siempre encontraba un compañero en buena posición, habitualmente sus tres estadounidenses, Hall, Martin y English. El quinto titular, Vecina, tampoco desmerecía y completaba un bloque inabordable al que un suplente, Arranz, aportaba un trabajo de primera debajo de los tableros y permitía el descanso de Hall y del pívot badalonés.

El Real Madrid representaba la otra cara. Ausentes en los primeros minutos, los jugadores de Obradovic permitieron la pronta huida del Salamanca. Sin rebote, sin tiro y privado de canastas fáciles, el grupo madridista, que no obtenía, además, el rendimiento habitual de su mejor recurso ofensivo, Arlauckas, veía cómo el partido se le iba escapando a medida que transcurrían los minutos. Ni siquiera pudo echar mano el Madrid de una de sus armas para situaciones de emergencia. La en otras ocasiones agresiva defensa blanca ayer fue fácilmente superada por un Salamanca que en los primeros minutos de la segunda parte volvió a gozar de una renta de 15 puntos (el Madrid había reducido a 10, 40-30, la desventaja en el descanso). El marcador final ilustró la diferencia entre los dos equipos.

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