Hola y adiós

Era la primera vez que hablaba en público. Pero aprovechó los tres minutos -un poco largos- para decir lo que hasta entonces nadie se había atrevido a pro nunciar con todas las letras. Carmen Valdemorisco, de la Federa ción de Castilla-La Mancha, su bió a la tribuna y soltó: "Si yo fuera coordinador general, hubiera puesto mi cargo a disposición de IU". Y dijo más: "Cuando se plantea una situación como la de decir o yo o el caos, yo elijo el caos". No fue la única intervención de este tenor, pero fue la más clara y la más rotunda. Pero, ¿qué se puede decir en tres minutos? Poco. Se habían pedi...

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Era la primera vez que hablaba en público. Pero aprovechó los tres minutos -un poco largos- para decir lo que hasta entonces nadie se había atrevido a pro nunciar con todas las letras. Carmen Valdemorisco, de la Federa ción de Castilla-La Mancha, su bió a la tribuna y soltó: "Si yo fuera coordinador general, hubiera puesto mi cargo a disposición de IU". Y dijo más: "Cuando se plantea una situación como la de decir o yo o el caos, yo elijo el caos". No fue la única intervención de este tenor, pero fue la más clara y la más rotunda. Pero, ¿qué se puede decir en tres minutos? Poco. Se habían pedido 86 palabras. Y quien más quien menos se empeñó en romper esa barrera de los tres minutos para que las intervenciones no se quedaran en el marxista [de Groucho] "hola y adiós" al que obligaba el camarada tiempo.Anguita había dicho incluso que "si hay que perder los trenes, que se pierdan, pero este debate es importantísimo y no puede cerrarse de mala manera". Los cálculos, aún en el caso de que se cumpliera a rajatabla con el reloj, llevaban hacia las diez de la noche como mínimo.

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Nadie perdió el tren. Porque, de pronto, se tomó una decisión histórica. Se tiró por la calle de en medio y se sometió a votación si se cortaba el turno de intervenciones a las siete y media. Dicho y hecho. Y caiga quien caiga. Algunos no se lo creían, pero con la palabra en la boca se quedaron 21 personas, entre ellas, Rosa Aguilar, Francisco Frutos, Felipe Alcaraz, Isabel Vilallonga y Carlos Carnero. Y a las ocho de la tarde, como estaba previsto, acabó el consejo. En eso sí que se fue absolutamente riguroso.Una locura

El debate, planteado así, fue una locura. Un diálogo de sordos, un disparate en el que, atropelladamente, se intentaban lanzar los mensajes, mas que con eficacia, con rapidez. Lo reconoció hasta Anguita: "Esto no ha sido un debate". Hablamos, claro, del debate formal. Porque el otro, el de verdad, se estaba celebrando en los pasillos. Allí era donde se hacían las más feroces críticas, las declaraciones más reveladoras, los análisis más apasionados.

En la sala, la angustia por aprovechar el tiempo llevaba a situaciones delirantes, a enfados, a palabras cortadas en mitad de una argumentación. Isabelo Herreros, de Izquierda Republicana, que reclamaba el derecho a intervenir por un espacio superior a los tres minutos, como acto de protesta, terminó renunciando a seguir hablando cuando el moderador del consejo ya le había retirado la palabra.

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Si algo ha quedado claro es que IU puede aplastar con la mayoría del PCE cualquier voz disidente, pero nadie podrá ya ocultar que, a pesar de la falta de alternativas a Julio Anguita, a la dirección que como una guardia pretoriana le rodea, crece en la coalición una contestación interna cada vez más fuerte. Y que las elecciones, en definitiva, han servido sobre todo para agudizar esas diferencias que han hecho saltar la pequeña capa de barniz unitario que cubre las grietas de la organización.

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