Jalabert culmina el trabajo táctico en la París-Niza

Laurent Jalabert (ONCE) firmó ayer su sexto triunfo de la temporada imponiéndose en la París-Niza, su segunda victoria consecutiva en la primera carrera importante del año. El último día, en el que se disputaron dos sectores, sólo sirvió para desvelar un par de hechos: la progresión del español Ion Odriozola, enrolado en el equipo italiano Gewiss, y la marcha meteórica del británico Chris Boardinan. Odriozola terminó segundo en el primer sector, después de llegar escapado con Sciandri (ganador) y Gianetti (tercero). Boardman rodó a más de 56 kilómetros por hora (56,139 exactamente) durante 19,...

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Laurent Jalabert (ONCE) firmó ayer su sexto triunfo de la temporada imponiéndose en la París-Niza, su segunda victoria consecutiva en la primera carrera importante del año. El último día, en el que se disputaron dos sectores, sólo sirvió para desvelar un par de hechos: la progresión del español Ion Odriozola, enrolado en el equipo italiano Gewiss, y la marcha meteórica del británico Chris Boardinan. Odriozola terminó segundo en el primer sector, después de llegar escapado con Sciandri (ganador) y Gianetti (tercero). Boardman rodó a más de 56 kilómetros por hora (56,139 exactamente) durante 19,9 kilómetros, claro que en un recorrido totalmente llano, de largas rectas,. y con el viento a favor. Una actuación portentosa, aunque no tanto si se tiene en cuenta- que sólo pudo aventajar en 24 segundos a Armstrong y en 29 a Jalabert, dos corredores no especialistas."Esta París-Niza ha sido diferente, no me ha gustado tanto", dice Manolo Sáiz, director del ONCE. "Antes era como un minitour, con etapas llanas, de montaña y cronoescalada. Esta edición sólo se ha jugado en media montana". En la versión minitour -aquél en la que lograron triunfos Induráin, Rominger, Zülle y el propio Jalabert-, todo consistía en lograr una ventaja apropiada en la etapa reina y luego defenderla 0 aumentarla -según las condiciones del corredor- en la tradicional cronoescalada del col d'Eze. Suprimido éste y suprimida la etapa reina, la clave hay que buscarla en la táctica.

Jalabert y todo el ONCE mostraron su versatilidad en esta tarea, un trabajo de hormigas y de eliminación. Todo funcionó como un libro con las reglas y el final conocido. Los dos enemigos previstos -Armstrong y Boardman- fueron también los reales -los dos anglosajones quedaron segundo y tercero-, y la forma de eliminarlos fue sencilla y lograda con un trabajo colectivo. Si Boardman podía arrebatarle a Jalabert 30 segundos en la contrarreloj final, se le dejó a más de un minuto en las dos etapas con final en alto tras cortas ascensiones. A Armstrong se le arrebataron menos segundos en la montana y más en las bonificaciones.

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