Humo contra la gloria

No hay manera. El Atlético no acaba de disfrutar abiertamente de su temporada más dulce. Cada una de sus exhibiciones llega inevitablemente acompañada de algún suceso que le quita lustre. Sobre cada uno de sus resultados luminosos aparece siempre una mancha que le roba protagonismo. El miércoles fue lo de Roig con Penev, pero el Atlético ha reunido más pequeñas historias de éstas, cortinas de humo que enturbian su temporada más mágica.Por ahí, la Copa del Rey le ha resultado especialmente molesta. En la primera ronda, tras golear a domicilio al Almería (1-4) ya tuvo que escuchar como Pepe Cayu...

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No hay manera. El Atlético no acaba de disfrutar abiertamente de su temporada más dulce. Cada una de sus exhibiciones llega inevitablemente acompañada de algún suceso que le quita lustre. Sobre cada uno de sus resultados luminosos aparece siempre una mancha que le roba protagonismo. El miércoles fue lo de Roig con Penev, pero el Atlético ha reunido más pequeñas historias de éstas, cortinas de humo que enturbian su temporada más mágica.Por ahí, la Copa del Rey le ha resultado especialmente molesta. En la primera ronda, tras golear a domicilio al Almería (1-4) ya tuvo que escuchar como Pepe Cayuela, el preparador rival, calificaba al árbitro de "bandolero". También hubo barro en la siguiente eliminatoria, frente al Mérída: el enfrentamiento Antic-Kresic sonómás que el fútbol.

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En octavos de final, ante el Betis, los problemas se multiplicaron. Un duelo furibundo entre los dueños (Ruiz de Lopera y Jesús Gil) generó en el partido de vuelta, en Sevilla, unos penosos incidentes: el público verdiblanco arrojó botellas y botes sobre el campo (alcanzaron a Solozábal y Vizcaíno). Luego, Lopera insultó a Antic, el delegado rojiblanco a Serra Ferrer... Y el Villamarín fue clausurado.

Y en cuartos, otro follón. El Atlético utilizó a Fortune, que había jugado en Copa con el Mallorca, y el Tenerife, sin razón, pidió alineación indebida.

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