El Leganés recupera la ilusión

EI equipo madrileño festejó sus 100 partidos en la categoría

El Leganés, con orden y disciplina, bajó al Extremadura de la nubes. Los madrileños festejaron con una victoria sus 100 partidos en Segunda, repitiendo triunfo ante un Extremadura que volvió a ser víctima ole un equipo peleón, austero y paciente, que logra superar la crisis de resultados de las últimas cuatro jornadas.El partido pintó bien en sus inicios. El Extremadura salió fiel, a su máxima: jugar al ataque pero dominando el encuentro ya desde la defensa. Ahí comienzaron los azulgrana a controlar la situación. Los de Josu Ortuondo aplican a raja tabla la particular concepción que el técnico...

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El Leganés, con orden y disciplina, bajó al Extremadura de la nubes. Los madrileños festejaron con una victoria sus 100 partidos en Segunda, repitiendo triunfo ante un Extremadura que volvió a ser víctima ole un equipo peleón, austero y paciente, que logra superar la crisis de resultados de las últimas cuatro jornadas.El partido pintó bien en sus inicios. El Extremadura salió fiel, a su máxima: jugar al ataque pero dominando el encuentro ya desde la defensa. Ahí comienzaron los azulgrana a controlar la situación. Los de Josu Ortuondo aplican a raja tabla la particular concepción que el técnico vasco tiene de la zona. La referencia obligada es el balón, nunca el jugador. Un sistema asimilado perfectamente por una joven generación de futbolistas que cumplen ya cinco temporadas junto a Ortuondo.

Consistencia, defensiva, control del centro del campo y un goleador nato arriba: Manuel. Había ganas, fuerza y poca cautela. De pronto, el vehículo, bien engrasado, entró en una curva cerrada, derrapó y salió sin control con el miedo metido en el cuerpo. El Leganés, que hasta entonces había dejado a los locales abrir ruta, se asentó y comenzó a circular con fluidez desde una defensa sólida.

Ya en la víspera, Ortuondo había advertido sobre las armas de los madrileños. Una zona menos agresiva pero práctica, una defensa tensionada, jugadores rocosos, sin nombre pero útiles.

La lógica propiciaba que, cumplido con creces el objetivo inicial y saboreando un dulce sueño, el Extremadura debía gozar ante sus rivales. Pero un cierto aturdimiento comenzó a planear sobre un terreno de juego poco propicio para florituras. El Leganés echó mano de oficio y paciencia, y a los azulgrana no se les presuponía las garras depredadoras de otras tardes. Flotaba una sensación extraña que Belenguer ratificó con un gol que devuelve la ilusión a los de Sánchez Duque y hace perder un poco de gas a los extremeños.

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