EL ALCALDE MEDIDOR

Cuando el pasado verano el senador Andrea Guglieri, alcalde de Diano Marina en la Riviera italiana, prohibió circular en biquini por la localidad a las gordas, cundió la preocupación por los estragos que el calor podía hacer en las meninges municipales. Para demostrar que las suyas no están sometidas a cambios climáticos, Guglieri acaba de inventarse otra campaña a favor del turismo, como aseguró que fue aquélla: regalará una semana en un hotel de cuatro estrellas a las señoras que acrediten medir 90-60-90, míticos guarismos canónicos de la perfección maciza. Como hay gente para todo, l...

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Cuando el pasado verano el senador Andrea Guglieri, alcalde de Diano Marina en la Riviera italiana, prohibió circular en biquini por la localidad a las gordas, cundió la preocupación por los estragos que el calor podía hacer en las meninges municipales. Para demostrar que las suyas no están sometidas a cambios climáticos, Guglieri acaba de inventarse otra campaña a favor del turismo, como aseguró que fue aquélla: regalará una semana en un hotel de cuatro estrellas a las señoras que acrediten medir 90-60-90, míticos guarismos canónicos de la perfección maciza. Como hay gente para todo, la prensa da fotos del alcalde, cinta métrica en ristre, controlando los pectorales de una chica de melena rizada, que, encima, sonríe al sexagenario munícipe, encantada quizá de que su madre la haya parido con los centímetros de material requeridos. Cuando se ande cerca, pero no se llegue al molde, el descuento hotelero para las candidatas será del 50%. La oferta no especifica si incluye la posibilidad de medir el cerebro a su inventor.-

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