Al Atlético se lo lleva el viento

El líder sufre ante la Real Sociedad su tercera derrota de la temporada

El partido tenía truco. Ni el contencioso arbitral, ni la actitud del Atlético ante sus bajas, ni el carácter de la Real Sociedad en los partidos difíciles, la respuesta estaba en el viento. En un terreno de juego ya de por sí exigente, la ventolera convirtió el ejercicio técnico en una prueba de gran adversidad. Cada control, cada centro, cada salida del guardameta era una invitación a la incertidumbre. El viento, sin orden ni concierto, fue recluyendo el partido en la franja central, allí donde el Atlético tras una salida ordenada y práctica, comenzó a notar la falta de Simeone para salir de...

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El partido tenía truco. Ni el contencioso arbitral, ni la actitud del Atlético ante sus bajas, ni el carácter de la Real Sociedad en los partidos difíciles, la respuesta estaba en el viento. En un terreno de juego ya de por sí exigente, la ventolera convirtió el ejercicio técnico en una prueba de gran adversidad. Cada control, cada centro, cada salida del guardameta era una invitación a la incertidumbre. El viento, sin orden ni concierto, fue recluyendo el partido en la franja central, allí donde el Atlético tras una salida ordenada y práctica, comenzó a notar la falta de Simeone para salir del atolladero, de forma pulmonar más que técnica. Con Pantic y Caminero tan intermitentes como distantes entre sí, el Atlético se recluyó en la movilidad de Biaggini para tratar de superar a su oponente.La Real se acercó en mayor medida a la respuesta acertada. Bien pertrechada en su terreno, disponía de Karpin para lanzar a Luis Pérez y De Paula en busca de fortuna. A la media hora, halló el botín en una incursión del jugador ruso que habilitó a De Paula para que éste batiera a Molina.Para entonces, el Atlético ya había emborronado su dibujo; vacío en las bandas y poblado aunque obtuso por el centro. Nadie tomaba las riendas del equipo, mientras la Real Sociedad crecía en su convencimiento bien soportada por los pivotes Gracia y Albistegui para acabar condenando al Atlético a la vulgaridad.

Antic cambió de planes en el descanso y estableció un conjunto más equilibrado. Mandó a López a la ducha y otorgó el cuarto de maniobras a Caminero, metiendo a Pirri en el carril izquierdo. Todo ello, unido al lógico repliegue de los donostiarras, otorgó la iniciativa del partido al Atlético en la segunda mitad. Entonces mejoró su orden, su criterio, su disposición, pero no su juego. Con todas esas condiciones favorables, sólo fue capaz de crear dos ocasiones de gol, destrozada la primera por un apático Penev -más inmóvil que nunca- y por el viento la segunda, en una incursión de Roberto. La disputa adquirió el corte clásico, el de quien ataca sin claridad y quien busca la sorpresa con alguna asiduidad en los contragolpes. A medida que se agotaba el tiempo, el Atlético acumuló más efectivos en el área de Alberto y a cambio dejó su terreno como un solar, multiplicando el trabajo de Santi, soberbio en cada cruce pero generalmente desasistido y encarado una y otra vez por Karpin, que adelantó su posición tras el descanso.

El Atlético no superó la prueba de los ausentes y no supo encontrar el liderazgo anímico que ejerce Simeone y la inspiración de Kiko para romper a los defensores. Con tantas bajas y con Pantic borrado del campo, al Atlético se lo llevó el viento, gracias a una estructura demasiado frágil como para oponer resistencia a un partido con truco y a una Real Sociedad exigente en lo físico y bien dotada técnicamente para contener y para desplegarse en todas direcciones.

La Real tuvo solidez para frenar al Atlético cuando éste mantuvo su esqueleto en el primer cuarto de hora. Luego sacó fruto a sus mejores momentos futbolísticos para acabar finalmente reduciendo a su oponente a un esfuerzo sin claridad ni premio. El Atlético demostró demasiada fragilidad y en todo momento se quedó sin opciones. El líder, escrutado por la justicia arbitral, y temido por su catálogo de posibilidades futbolísticas, pasó inadvertido por Anoeta, dejando una tarjeta de visita con sólo dos oportunidades ante la portería rival. Un bagaje demasiado escuálido para un equipo que mide el nivel de la Liga.

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