El Mérida da la campanada en el Villamarín

El Mérida eligió una tarde de perros para dar la campanada. Diez jornadas después, saboreó tres puntos. Fue bajo la lluvia, aunque sobre un césped espléndido. Sergio Kresic, el único técnico que destituyó Lopera, enterró el modelo de Serra Ferrer, su sucesor en el banquillo bético. El Mérida fue valiente. Tuvo el arrojo suficiente para proteger el empate despoblando su área. Sólo reculó para tomar impulso. Eso sí, tuvo la fortuna de engordar con tres puntos la única visita que hizo al portero bético, Jaro.El equipo de Kresic fue un equipo generoso. Sobre todo con la grada. No organizó un encie...

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El Mérida eligió una tarde de perros para dar la campanada. Diez jornadas después, saboreó tres puntos. Fue bajo la lluvia, aunque sobre un césped espléndido. Sergio Kresic, el único técnico que destituyó Lopera, enterró el modelo de Serra Ferrer, su sucesor en el banquillo bético. El Mérida fue valiente. Tuvo el arrojo suficiente para proteger el empate despoblando su área. Sólo reculó para tomar impulso. Eso sí, tuvo la fortuna de engordar con tres puntos la única visita que hizo al portero bético, Jaro.El equipo de Kresic fue un equipo generoso. Sobre todo con la grada. No organizó un encierro cicatero. Kresic fabricó un plan desenfadado. Dio más valor al ataque de lo que se presumía. Fue una sorpresa: el Mérida cayó en la tentación del riesgo. Fue a Sevilla buscando algo más que un punto. El Betis tardó en reconocer al enemigo. Perdió algún tiempo en maquinaciones, desvirtuando el significado de la paciencia. Trasmitía la sensación de que gobernaba el partido pero lo impregnó de un contenido equivocado. Apenas buscó las bandas y se perdió investigando la mejor manera de penetrar con toques cortos. Stosic tuvo buenas ideas y hasta inventó algún número de circo. El serbio eligió un mal partido para hacer juegos malabares: no tuvo acompañamiento entre sus presuntos compañeros. Y en el lado emeritense justo ocurrió al revés.

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