CICLISMO

El tercero en la línea de sucesión

El equipo ONCE busca en el navarro Miguel Morrás su particular Induráin

Es ciclista, corre en el equipo Banesto, nació en Navarra y se llama Miguel, pero no se apellida Induráin, sino Morrás. Eso sí, todos los técnicos le auguran un futuro tan prometedor como el del otro Miguel. Por eso, a sus 19 años, el ONCE acaba de ficharle, aunque el contrato oficialmente no entrará en vigor hasta el próximo 1 de enero. Manolo Saiz, su director, busca en él su particular Induráin.La disputa entre los dos grandes equipos no ha hecho sino aumentar las expectativas sobre este corredor. Si las previsiones se cumplen, dentro de cuatro años formará parte del pelotón del Tour. Los p...

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Es ciclista, corre en el equipo Banesto, nació en Navarra y se llama Miguel, pero no se apellida Induráin, sino Morrás. Eso sí, todos los técnicos le auguran un futuro tan prometedor como el del otro Miguel. Por eso, a sus 19 años, el ONCE acaba de ficharle, aunque el contrato oficialmente no entrará en vigor hasta el próximo 1 de enero. Manolo Saiz, su director, busca en él su particular Induráin.La disputa entre los dos grandes equipos no ha hecho sino aumentar las expectativas sobre este corredor. Si las previsiones se cumplen, dentro de cuatro años formará parte del pelotón del Tour. Los pronósticos le colocan el tercero en la línea de sucesión de Miguel Induráin, detrás de Abraham Olano y Santiago Blanco.

Tenía 14 años y, como tantos chavales sin colegio, se sentaba en las tardes del mes de julio a ver el Tour por la tele. Perico Delgado era entonces la estrella. Y él, como todos los espectadores, saltaba del sillón cada vez que su ídolo se escapaba en alguna etapa de montaña. Un amigo de su pueblo, Sesma, Navarra, le animó a apuntarse al Club Ciclista Estella. Poco después corrió su primera carrera y la ganó. A partir de ahí todo ha ido rápido.

José Luis Jaimerena se fijó en él y en diciembre de 1993 Eusebio Unzúe, uno de los hombres que más cerca está de Induráin, le propuso fichar por el equipo Banesto. Entonces pudo ver de cerca sus ídolos. Esos que hasta entonces sólo conocía de lejos.

Perico Delgado acaba de dejar la bicicleta e Induráin ya tenía el cuarto Tour en su colección. "Miguel siempre me había parecido muy buena persona, pero cuando le conocí me lo pareció aún más. Es un diez en todo. Yo, por encima del equipo en que esté, soy de Induráin". El campeón le habló de cómo era el ciclismo profesional, pero no le dio ningún consejo. "Me dijo que cada uno es diferente y por eso no valen las recomendaciones. Y que en todo momento fuese yo mismo, que no intentara parecerme a nadie".

Miguel Morrás ha dejado Banesto por el ONCE. Este movimiento ha causado gran sorpresa en el mundo del ciclismo. El cambio, dice, no ha sido por dinero, sino por la forma de trabajar. El ONCE le pagará cuatro millones por su primer año de contrato. Morrás explica sus motivos: "Ambos equipos tienen unos métodos de entrenamiento muy diferentes. El ONCE trabaja de una manera minuciosa, cuida todos los detalles al máximo. Banesto, por el contrario, deja más libertad al ciclista para que se vaya haciendo según sus sensaciones. Por mi forma de ser me va mejor la manera de trabajar de Manolo Saiz que la de José Miguel Echávarri".

Desde hace quince días está ya a las órdenes de Saiz, que le manda por fax a la residencia de estudiantes de Pamplona donde vive el trabajo que debe hacer cada semana. Su director de equipo le hará ocho controles al año para ver cómo marcha su preparación. El primero de ellos, dentro de unos días en Oviedo, donde el ONCE pasa revisión a todos sus corredores.

"Me fijé en él cuando se proclamó campeón del mundo de juniors en Quito el año pasado. La carrera se disputaba sobre un recorrido de 120 kilómetros en línea y se escapó en una subida. Creo que nos dará muchas alegrías, pero iremos despacio con él. No podemos equivocarnos", desvela Manolo Saiz. "Este año le veremos algunos detalles, pero hasta 1997, cuando tenga 22 años, no dará el salto grande. Es un fichaje para el futuro. No queremos arriesgarnos con él, porque tiene mucho futuro". El ONCE cree poseer otro Induráin, aunque de momento no tenga muchas cosas en común con él, ni física ni técnicamente.

Morrás se parece más a Laurent Jalabert que a Induráin. "Aunque todavía tiene que hacerse, apunta más a ese tipo de ciclista", dice Saiz. "Sí"', corrobora él, "soy más hombre de una sola carrera".

De momento no sueña con el Tour, aunque sabe que ése es su gran reto si quiere estar con los grandes. Piensa en ganar un Mundial de ciclismo profesional. Y tampoco quiere oír los vaticinios del pelotón, esos que le colocan entre los herederos de Induráin, detrás de Abraham Olano y Santiago Blanco. "Antes decían que el sucesor de Miguel era Fernando Escartín; ahora, que Abraham. En el ciclismo las cosas cambian mucho de un año a otro. Por eso hay que seguir trabajando y dejarse de esas cosas".

Asesor de empresas

Por eso Miguel también piensa en su vida lejos del pelotón. Estudia primero de Económicas en la Universidad Pública de Navarra. El año pasado aprobó seis asignaturas y con buenas notas. En el futuro quiere ser asesor de empresas. De momento los libros no le quitan tiempo a la bici y sale al paso de quienes le critican por no dedicarse sólo al deporte que ha elegido. "Si más adelante tengo que elegir, dejaré por algún tiempo de estudiar. Ahora, por las mañanas, me entreno y hago preparación física, y por la tarde voy a clase".

Para ir desde la residencia donde vive con otros estudiantes hasta la Facultad de Económicas prefiere el coche a la bici -"termino harto de tanto pedal", comenta-. Allí le esperan sus compañeros, que le toman el pelo por su repentina fama. Con algunos de ellos ha hecho un pacto para que cuando tenga que concentrarse con su nuevo equipo en Huelva le manden los apuntes y no pierda el hilo de las clases.

"Si no fuera a clase me aburriría por las tardes. Estudiar me ayuda a estar centrado y a tener una vida ordenada". Pero Morrás aclara rápidamente: "A mí también me gusta pasarlo bien. Los fines de semana lo que más me apetece es escaparme a mi pueblo y salir con los amigos de la cuadrilla. Ahora que todavía no estoy muy pillado por el ciclismo, intento disfrutar. Luego, si sigo progresando, será más difícil que pueda hacer lo que quiera".

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