Con el miedo en el cuerpo

El Badajoz se aprovecha de un conservador Leganés

CARLOS MARCOS. Salieron al campo con el tembleque en el cuerpo. No había ninguna razón de peso. El Leganés disfrutaba de la mejor posición de su historia, sexto, y había encadenado. dos victorias consecutivas. No había, pues, lugar al temor. Pero el Leganés salió al campo con el miedo en el cuerpo, con unas precauciones defensivas desmesuradas, muy, dubitativo y siempre presto al patadón incontrolado en vez de al disparo a la puerta contraria. Conclusión: el Badajoz, haciendo muy poco, se llevó los tres puntos.

Quizá a los jugadores madrileños les entró el bajón al ver el cemento...

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CARLOS MARCOS. Salieron al campo con el tembleque en el cuerpo. No había ninguna razón de peso. El Leganés disfrutaba de la mejor posición de su historia, sexto, y había encadenado. dos victorias consecutivas. No había, pues, lugar al temor. Pero el Leganés salió al campo con el miedo en el cuerpo, con unas precauciones defensivas desmesuradas, muy, dubitativo y siempre presto al patadón incontrolado en vez de al disparo a la puerta contraria. Conclusión: el Badajoz, haciendo muy poco, se llevó los tres puntos.

Quizá a los jugadores madrileños les entró el bajón al ver el cemento en las gradas. Y es que no hay manera. El campo del Leganés no hay quien lo llene. Ayer era una oportunidad ideal. El Leganés salió al terrero con la mejor clasificación de su historia, y el contrario era el Badajoz, que siempre se trae a muchos aficinados. Pues ni con las Hordas Pacenses, la ruidosa peña del Badajoz, se llenó el Municipal. El campo exhibió algo más de media entrada, unos 3.500 espectadores, que vieron a un Leganés con el miedo en el cuerpo.

El técnico madrileño Luis Sánchez Duque apostó esta vez por la táctica conservadora, con un solo delantero, con el firme propósito de atrincherarse. Nadie lo comprendió. La de ayer era una de las pocas oportunidades que el Leganés tenía para el desmelene, para salir a muerte porque tenía poco que perder.

Su principal objetivo sigue siendo la salvación y, en una cómoda sexta posición, bien podría haberse permitido alguna frivolité. Pero no, Duque dejó en el banquillo a Javi López, su arma más ofensiva, y el equipo se encojió. El Badajoz se dio cuenta del temor local y fue acercándose con cierto peligro. Pasaban pocos minutos de la media hora cuando llegó la lógica: el gol del Badajoz. En la continuación, Duque no tuvo más remedio que sacar a Javi López, que protagonizó un cuarto de hora eléctrico, que culminó con un penalti a favor de los madrileños. Pero ahí también anduvo miedoso el Lega. "Que yo no lo tiro", dijo Melgar. "Que yo tampoco", Miguel Ángel. Y la papeleta para el más joven, Valdivia, que lo lanzó llorando. Fácil para el portero. En la siguiente jugada, el Badajoz sentenció.

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