Entre San Pedro y el anemómetro

C. A.José Miguel Echávarri anda como los agricultores: mirando al cielo todo el tiempo. Poniéndole una vela a San Pedro, que dicen los periódicos colombianos, para ver si se van las nubes y no llueve. Son los inconvenientes del aire libre. De poco le valen las visitas al Instituto Meteorológico al director del Banesto. El tiempo es imprevisible en Bogotá. Está el sol luciendo y, de repente, en cinco minutos se forma un aguacero tremendo, como el que paralizó los entrenamientos de Induráin el martes. De todas formas, la sabiduría popular -y los registros de los últimos 120 años- dice que por la...

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C. A.José Miguel Echávarri anda como los agricultores: mirando al cielo todo el tiempo. Poniéndole una vela a San Pedro, que dicen los periódicos colombianos, para ver si se van las nubes y no llueve. Son los inconvenientes del aire libre. De poco le valen las visitas al Instituto Meteorológico al director del Banesto. El tiempo es imprevisible en Bogotá. Está el sol luciendo y, de repente, en cinco minutos se forma un aguacero tremendo, como el que paralizó los entrenamientos de Induráin el martes. De todas formas, la sabiduría popular -y los registros de los últimos 120 años- dice que por las mañana no llueve, de ahí la tendencia madrugadora del récord.

También se dice que el viento no sopla por las mañanas, recien amanecido. Eso lo está comprobando Echávarri cuando no mira al cielo y se dirige al anemómetro que ha hecho instalar en la pista. El viento puede convertirse en el máximo factor de riesgo para el intento. "Por un lado me frenaba", dijo Miguel Induráin tras su entrenamiento. "Y por el otro me empujaba. Así que muchas veces no podía mover el 63/14 a base de cadencia, tenía que tirar de fuerza, algo que' no puedo hacer durante una hora". Esta preocupación eólica, sin embargo, desaparecerá en parte. La Operación andamio está en marcha. La curva norte del velódromo, allí por donde entra el viento mayoritariamente, está siendo protegida por unas vallas publicitarias que sobresalen, seis metros por encima del peralte.

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