FÚTBOL PRIMERA DIVISIÓN

Balaídos riñe con Aimar

El Celta no pasa del empate ante una Real Sociedad con escasa ambición

Fue la primera gran bronca que escucha Carlos Aimar desde que es entrenador del Celta. El técnico argentino cosechó elogios con el Logroñés y en Vigo hizo de un puñado de jugadores de saldo lo más. parecido a un equipo de fútbol. Pero poco a poco ha ido dilapidando su crédito, hasta poner de uñas a la afición. Ahora cuenta con jugadores de mayor prestigio, pero están en el banquillo o en la grada. También consigue buenos resultados fuera de casa, pero en el estadio de Balaídos no gana desde la primavera pasada.A la Real Sociedad le faltó fe y tal vez Karpin para ganar. Salva Iriarte planteó el...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Fue la primera gran bronca que escucha Carlos Aimar desde que es entrenador del Celta. El técnico argentino cosechó elogios con el Logroñés y en Vigo hizo de un puñado de jugadores de saldo lo más. parecido a un equipo de fútbol. Pero poco a poco ha ido dilapidando su crédito, hasta poner de uñas a la afición. Ahora cuenta con jugadores de mayor prestigio, pero están en el banquillo o en la grada. También consigue buenos resultados fuera de casa, pero en el estadio de Balaídos no gana desde la primavera pasada.A la Real Sociedad le faltó fe y tal vez Karpin para ganar. Salva Iriarte planteó el partido sin cautelas. Cuenta con un plantel de hombres a los que les sobra fuerza y les falta experiencia para desangrar a un conjunto herido como era ayer el Celta, un club que prolonga la agonía del verano conjuntas de accionistas interminables y dimisiones en cadena. El nerviosismo ha prendido en el campo y en la grada, y los jugadores sucumben a semejante presión.

Carlos Aimar sumó ayer a Michel al pelotón de los proscritos. El internacional juvenil vio el partido desde la grada, y, Ratkovic, Gudelj y Eusebio desde el banquillo, mientras sobre el césped cundía un absoluto desgobierno, sin nadie que manejase el balón la apuesta del técnico fue clara: renunciar a la técnica para probar suerte con el músculo.

Así, el equipo gallego funcionó de forma espasmódica, movido por la calidad de Sánchez y por los arrebatos de Gil. Los dos formaron una sociedad que esporádicamente sacó el partido de la más profunda de las mediocridades.

El resto lo pulo el equipo de Salva Iriarte, que encontró en, Gracia un director de tráfico que hurgó en la nerviosa defensa del Celta. El jugador navarro asumió una tarea tan comprometida como la de sustituir a Karpin. Surtió de balones a De Pedro y a Purk, se entendió con Imaz y dio inicio al contragolpe que inauguró el marcador de Balaídos.

Sólo un fallo defensivo impidió a los donostiarras irse al descanso con ventaja en el marcador. Gil, un veterano de lujo, recogió el balón de espaldas a la portería, rodeado de contrarios. Recortó a derecha y a izquierda para terminar clavando la pelota en la red de un preciso zurdazo.

Transcurridas cinco jornadas de Liga, Celta y Real Sociedad administran un botín bien escaso, y se van asentando en la zona baja de la clasificación. Para los gallegos, lo peor consiste más bien en la sensación de incapacidad que transmiten sus jugadores, algunos en franca baja forma.

La Real Sociedad al menos podrá alardear de haberse repuesto al primero de los enfrentamientos que deberá afrontar sin su jugador clave esta temporada, Karpin, y de rehabilitar al delantero Purk de cara la gol, una suerte que en lo que va de temporada había pertenecido en exclusiva al centrocampista ruso ahora ausente por lesión.

Archivado En