BALONCESTO: LIGA ACB

El Madrid extenúa y liquida al Gijón

Del grupo madridista que se proclamó en abril campeón de Europa apenas quedan vestigios, pero muchos de los defectos de antaño resisten el paso del tiempo y la salvaje transformación auspiciada por Obradovic, con la aquiescencia de Ferrándiz y Pesquera, o al revés, que no está demasiado claro ni viene al caso.

El Real Madrid ya no tiene a Sabonis y eso es bueno y malo, dependiendo del momento. No sufre la enfermiza dependencia del lituano, aun a costa de que el quinteto blanco en situaciones de compromiso no sepa cuál es su punto de referencia. Hasta aquí la novedad. Las restantes l...

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Del grupo madridista que se proclamó en abril campeón de Europa apenas quedan vestigios, pero muchos de los defectos de antaño resisten el paso del tiempo y la salvaje transformación auspiciada por Obradovic, con la aquiescencia de Ferrándiz y Pesquera, o al revés, que no está demasiado claro ni viene al caso.

El Real Madrid ya no tiene a Sabonis y eso es bueno y malo, dependiendo del momento. No sufre la enfermiza dependencia del lituano, aun a costa de que el quinteto blanco en situaciones de compromiso no sepa cuál es su punto de referencia. Hasta aquí la novedad. Las restantes lacras se han hecho viejas en el repertorio madridista: atolondramiento, espesor en ataque, débil rebote y lagunas defensivas.

Nada extraño, por otro lado, en un colectivo que necesita tiempo para el acoplamiento tras el aluvión de incorporaciones producida esta temporada y que durante una amplia franja del encuentro, hacía irreconocible a un Madrid que jugaba en cancha con Laso, Loncar, Abad, Savic y Morales, todos ellos nuevos. De todo ese rosario de errores se aprovechó el modesto Gijón mientras pudo, es decir, hasta que le quedaron fuerzas. Y éstas, que llegaron a su punto álgido en el minuto 12 (21-24), fueron descendiendo vertiginosamente.

El Madrid ya respiró hondo en el descanso (44-34), extrayendo oro del desgaste enemigo y se soltó en una segunda parte en la: que mostró su cara buena. Ésta vino dada por el sentido lúdico que desea recuperar el técnico serbio para un equipo que antes ganaba aburriendo: en el gélido Palacio se vieron los primeros contraataques, y hasta un par de espectaculares alley-hoops, de Smith, de los últimos años. Y otra noticia: el Madrid superó con creces los 100 puntos. La endeblez del Gijón impide medir la fuerza real del bloque madridista, pero este segundo proyecto de Obradovic tiene buena pinta.

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