FUTBOL. 2ª JORNADA DE LIGA

El Madrid se estrella contra los postes

El Athletic sorprende a los de Valdano en los últimos instantes

SANTIAGO SEGUROLA El Athletic acabó con su decenio negro en Chamartín. Condenado a la derrota por sus carencias en el juego alto, el Athletic tuvo la pasta que le faltó en temporadas anteriores, cuando acudía sin remedio al sacrificio de Madrid. Por supuesto, concedió el gol de rigor en un remate de cabeza de Raúl, pero tuvo la entereza de sobrevivir al golpe y la suerte de salvarse por los palos: cuatro remates acabaron contra los postes. Cuando parecía que el partido hacía crisis para el Athletic, Etxeberria ganó una disputa a Michel y confirmó su fama de chico listo en el área. El efecto de...

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SANTIAGO SEGUROLA El Athletic acabó con su decenio negro en Chamartín. Condenado a la derrota por sus carencias en el juego alto, el Athletic tuvo la pasta que le faltó en temporadas anteriores, cuando acudía sin remedio al sacrificio de Madrid. Por supuesto, concedió el gol de rigor en un remate de cabeza de Raúl, pero tuvo la entereza de sobrevivir al golpe y la suerte de salvarse por los palos: cuatro remates acabaron contra los postes. Cuando parecía que el partido hacía crisis para el Athletic, Etxeberria ganó una disputa a Michel y confirmó su fama de chico listo en el área. El efecto del gol invirtió el curso del partido: el Athletic se recuperó y apuntilló al Madrid en el penúltimo minuto.

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La última tradición del Athetic en Chamartín era la de un equipo blando, medio depresivo, uno, que sacaba bandera blanca al primer fogonazo, madridista. Su debilidad era múltiple: le faltaba juego y agallas. Esta vez el Athletic sacó un perfil diferente. No hizo nada particularmente grande, pero jugó con naturalidad y puso sus condiciones sobre el campo, El Madrid tardó en discutirlas. Aunque tuvo sus oportunidades, el Madrid se encontró con la sorpresa de jugar más de lo conveniente en su campo durante la primera parte. El Athletic, tan reservado en otras ocasiones, tiró la defensa hacia adelante y agrupó a sus jugadores en el centro del campo. Había orden y el aspecto parecía compacto.

El Madrid tardó en descifrar el problema. Su primer remate llegó al cuarto de hora, un tiro cruzado de Raúl que se perdió por una cuarta. Luego comenzó una lenta crecida que no consiguió derribar la resistencia del Athletic. Primero llegaron las ocasiones, que se produjeron como espasmos: el juego seguía su rutina, más o menos tranquila, y de repente estallaba un ataque madridista. Hubo uno muy típico de Amavisca. Entró como un cohete por el vértice del área y enganchó un remate cruzado que no consiguió empujar Zamorano en el segundo poste.

Mientras el Athletic trabajaba el partido con más paciencia de la acostumbrada, pero con poco gas en los metros finales, el Madrid tuvo que recurrir a Raúl para crear un poco de confusión en las líneas defensivas rojiblancas. Raúl, que cada día da más como jugador de categoría, se echó atrás, buscó la pelota y ayudó a levantar el vuelo de su equipo, que tuvo muchas dificultades para encontrar a Michel y Amavisca. En, el medio campo, Milla tenía una noche intrascendente y Sandro quedaba demasiado lejos del área. El Madrid comenzó a atar cabos en los últimos minutos de la primera parte. Su insistencia se hizo mayor porque pudo gobernar la pelota. Añadió además a su juego un punto de excitación que le había faltado hasta entonces. Un remate de cabeza de Zamorano al poste volvió a explicar las carencias del Athletic en el juego alto, donde se condena al sacrificio cada tarde. El cabezazo de Zamorano fue contestado inmediatamente por una excelente intervención de Guerrero, que encontró libre, a Etxeberria y le dejó frente a Buyo. El chico resolvió la jugada de una manera un poco gruesa -un tiro rápido y duro y quizá con egoísmo: Guerrero llegaba libre a toda máquina.

La vitalidad del encuentro aumentó en el segundo tiempo. El Madrid ganó metros con rapidez y puso la pelota en el campo del Athletic. El gol se produjo en el arréon inicial. Quique levantó la pelota hacia el segundo palo. Valencia midió mal el salto. Por detrás se aupó Raúl, que conectó el cabezazo del gol.Se advirtieron tras el gol algunos síntomas de deterioro en la defensa del Athletic, pero se mantuvo de pie. La posibilidad del empate era real, aunque los méritos del Madrid fueran mayores. Pero los madridistas no cerraron el partido, que se les escapó por una ingenuidad de Michel ante Etxeberría en una jugada que parecía de poca monta. El Madrid sintió el golpe y se tambaleó. El Madrid iba y el Athletic esperaba su oportunidad, que llegó en un centro de Estíbariz cabeceado a gol por Ziganda. Destinado a caer en el juego aéreo, el Athletic cerró su triste decenio -no ganaba desde 1986- con un remate de cabeza. .

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