¿Por qué ganará el sexto?

Hoy el pelotón hace las maletas. Todos regresan a casa con algunos kilos de menos y unos cuantos kilómetros de más. Muchos emprenden la retirada con alguna certeza no muy agradable en el bolsillo. Otros pensarán en la próxima vez. Nadie podrá sustraerse a un hecho cierto: un corredor, por primera vez en la historia, ha ganado cinco Tour consecutivos. Y ese es Induráin. A la hora del balance, cualquier conclusión conduce a una pregunta: ¿algo cambiará el año que viene? Es una pregunta que se repite invariablemente cada año por estas fechas, cuando Induráin proclama su hegemonia en el Tour y lo ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Hoy el pelotón hace las maletas. Todos regresan a casa con algunos kilos de menos y unos cuantos kilómetros de más. Muchos emprenden la retirada con alguna certeza no muy agradable en el bolsillo. Otros pensarán en la próxima vez. Nadie podrá sustraerse a un hecho cierto: un corredor, por primera vez en la historia, ha ganado cinco Tour consecutivos. Y ese es Induráin. A la hora del balance, cualquier conclusión conduce a una pregunta: ¿algo cambiará el año que viene? Es una pregunta que se repite invariablemente cada año por estas fechas, cuando Induráin proclama su hegemonia en el Tour y lo hace de forma aplastante, tirando por la borda a cada una de las generaciones que pretende atentar contra su autoridad. Vuelve en estos casos aquella afirmación dl. José Miguel Echávarri a su guardia de corps tras el primer triunfo: "Hemos ganado el primero de los Tour".Cinco victorias consecutivas obtenidas en un periodo de madurez. No ha sido necesario un desgaste extraordinario. Falta un rival con nombre y apellidos. Su autoridad ha sido indiscutible desde el primer al quinto Tour. Son argumentos sobrados para poner sobre la mesa una pregunta provocativa: ¿Por qué Induráin va a ganar el sexto Tour?. Nadie se asusta ante semejante cuestión. Nadie cruza de acera. Todos los interrogados responden como si se tratara de una pregunta más. Y vaya pregunta."Ganará el sexto porque no tiene rivales-. Lo dice nada más y nada menos que Juan Fernández, el director de Tony Rominger, el hombre que parecía armado para disputar la supremacía a Induráin en 1993. Y Juan Fernández no se queda corto: "Es el mejor aquí y en el mes de julio y dispone de un equipo totalmente dedicado a su servicio. No tienen por qué cambiar las cosas en un año". Su colega Eusebio Unzue, de Banesto, no por ser sospechosamente parcial en este asunto deja de ser artificial en la respuesta. Unzue está sentado al volante y la pregunta le llega de improviso. No se extraña. Espera un segundo y dice: "Porque nada ha cambiado". Algo extraño ocurre con Induráin, rodeado de un aura inmutable, como si los años y las. fuerzas desgastaran a los demás, mientras el campeón parece recibir el indulto del tiempo y de los rivales.Pedro Delgado sonríe, pero contesta rápido: "Porque por eso ha ganado cinco seguidos". Raúl Alcalá no elude la cuestión: "Tiene mucha clase, mucha calma y mucha consistencia y todas esas características las aplica al Tour". Hasta el momento, ni una pega: nadie tiene dudas, todos aceptan la ley de Induráin.

Alejandro Torralbo es mecánico del equipo Mapei y un hombre que -habla claro: "No -le veo un contrario con la suficiente garantía. Y todos quieren hacer dos carreras para ir al Tour con más seguridad". Aparece Pantani. Ahí va la pregunta. Pantani remata: "Por qué no también un séptimo? Todo depende ahora de su voluntad. Todo sigue igual. No tiene rivales y él puede seguir corriendo así hasta los 34 años con el desgaste que lleva". Un ex campeón para la colección, Stephen Roche, ganador del Tour en 1987: "Es muy posible, aunque creo que tendrá más rivales". Rivales sí, rivales no, pero nadie suelta un nombre, nadie se atreve a sacar una carta de la baraja y ponerla sobre la mesa.Ferreti, director del equipo italiano MG, suspende por un momento la euforia: "Será, seguramente, uno de los grandes favoritos, pero tendrá un rival temible: no hay que olvidar a Berzin si llega preparado". ¡Ah, Berzin, el cometa ruso que apareció el pasado año en el firmamento! Este año ha probado el duro menú del Tour, pero su nombre es el más repetido. "Su único rival es Berzin, pero tiene que ser el Berzin del año pasado", dice Leali, director del Brescialat. No hay más remedio que preguritarle a Bombini, director de Berzin: "La forma que tiene Induráin de ganar le permite no derrochar fuerzas. Quizás en el futuro haya Las caras ole Induráin en que inclinarse por el podio tras ganar en una sola carrera al 1991, 1992, 1993 y 1994. año. ¿Berzin? Sólo podrá ir dedicado exclusivamente al Tour dentro de dos años".

Pues si Bombini aplaza a Berzin para dentro de dos años, habrá que buscarle ya un rival a Induráin. ¿Por qué no Zülle? ¿Es que nadie confía en Zülle? "El 50 Tour es el que más le ha costado", dice para sorpresa general Manolo Sáiz, director del ONCE, "Induráin volverá a ser el favorito el año que viene, pero sus enemígos van a ser todos, Zülle incluido".

El pelotón del Tour ha cumplido su trabajo. El quinto Tour de Induráin es un hecho. Del sexto ya se irá hablando con el paso del tiempo. De lo que no cabe duda es que nadie ha encontrado el antídoto para neutralizar una racha de victorias como no se cono ce en la historia del ciclismo. Y quien dice un antídoto está hablando de un rival.

Archivado En