La vejiga de Induráin
Induráin no sólo dirige la carrera, consiente o prohíbe escapadas y ordena en su equipo. Las necesidades del resto del pelotón también están reguladas por el navarro. Cuando alguno tiene ganas va rezando para que a Induráin también le apremie la urgencia: nadie se baja de la bici hasta que Induráin lo hace. Así, el espectáculo es total: cuando el navarro lo decide, se para casi el pelotón y los corredores toman al asalto las cunetas....
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Induráin no sólo dirige la carrera, consiente o prohíbe escapadas y ordena en su equipo. Las necesidades del resto del pelotón también están reguladas por el navarro. Cuando alguno tiene ganas va rezando para que a Induráin también le apremie la urgencia: nadie se baja de la bici hasta que Induráin lo hace. Así, el espectáculo es total: cuando el navarro lo decide, se para casi el pelotón y los corredores toman al asalto las cunetas.