"Nuestra imagen es mejor que la de los futbolistas"

Un gran talento. Sólo así pueden explicarse los triunfos de Pablo San Segundo, de 25 años, en el torneo Comunidad de Madrid, uno de los más importantes del circuito. Este madrileño -"la estrella del barrio de La Estrella", dicen sus amigos- nunca ha sido ajedrecista profesional porque dio preferencia a la carrera de ingeniero industrial. Pero se ha ganado el respeto de la élite en ese torneo, que puede disputar gracias a un permiso especial en el servicio militar.El futuro le da jaque, pero él no se asusta, quizá porque está educado para afrontar desafíos: a los siete años, su padre le daba li...

Un gran talento. Sólo así pueden explicarse los triunfos de Pablo San Segundo, de 25 años, en el torneo Comunidad de Madrid, uno de los más importantes del circuito. Este madrileño -"la estrella del barrio de La Estrella", dicen sus amigos- nunca ha sido ajedrecista profesional porque dio preferencia a la carrera de ingeniero industrial. Pero se ha ganado el respeto de la élite en ese torneo, que puede disputar gracias a un permiso especial en el servicio militar.El futuro le da jaque, pero él no se asusta, quizá porque está educado para afrontar desafíos: a los siete años, su padre le daba libros de ajedrez en inglés "para matar dos pájaros de un tiro". Su entrenador, el georgiano Elizbar Ubilava, vibra de esperanza: hasta hoy, San Segundo sólo ha perdido con el líder, Víktor Korchnoi, en una partida trepidante; ganó a la húngara Judit Polgar y empató con los subcampeones del mundo Nigel Short (Reino Unido), y Jan Timman (Holanda); y otros rivales durísimos: el ucranio Beliavski, los rusos Yepishin y Solov, y el español Miguel Illescas.

Pregunta. El Senado español recomienda la introducción del ajedrez como materia optativa. ¿Cómo lo ve usted?

Respuesta. A mí me resultó muy útil. Por ejemplo, estoy convencido de que mi facilidad desde pequeño para las matemáticas tiene mucho que ver con mi afición al ajedrez. Sin duda, es muy positivo para lograr una educación integral.

P. Cuando acabe la mili y la carrera, ¿qué hará?

R. Mi proyecto de fin de carrera me hace mucha ilusión. Se trata de utilizar mis conocimientos de ingeniería industrial para crear un programa informático de ajedrez que permita aprender jugando. Durante 1996 quiero simultanear ese trabajo con una dedicación intensiva a la alta competición. Según qué resultados obtenga en los torneos me convertiré o no en un jugador profesional.

P. ¿Le da miedo dedicarse sólo al ajedrez?

R. Un poco. Salvo para los mejores del mundo, la situación no está para echar cohetes desde el punto de vista económico.. Intentaré ejercer de algún modo mi carrera para tener siempre una salida. Ahora mismo disfruto de una beca de la Comunidad de Madrid

[casi 500.000 pesetas este año] que está muy bien para progresar, pero no es suficiente si quieres subir a la élite. Por ejemplo, la aportación de mi entrenador resulta esencial, y yo necesito pasar muchas más horas con él para seguir progresando.

P. El dinero aún no llega, pero la imagen del ajedrecista es cada vez mejor.

R. Eso es verdad. La gente liga el ajedrez con la inteligencia. En principio eso nos favorece mucho porque nuestra imagen es mejor que la de un futbolista.