La gallina

Aquel hombre iba corriendo a un mitin del PSOE cuando se golpeó la cabeza contra un mueble urbano del PP y perdió el sentido durante unos segundos. Al volver en sí, avergonzado de que todo el mundo le mirara como a un borracho, continuó andando con naturalidad, aunque por dentro se sentía igual que una de esas gallinas que logran volar un par de metros después de que les han cortado la cabeza. Al poco vio un mitin y entró, pero continuaba aturdido y no fue capaz de leer las pancartas ni de reconocer a los oradores. Había, pues, recuperado la cabeza, pero de momento no era de gran utilidad.De t...

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Aquel hombre iba corriendo a un mitin del PSOE cuando se golpeó la cabeza contra un mueble urbano del PP y perdió el sentido durante unos segundos. Al volver en sí, avergonzado de que todo el mundo le mirara como a un borracho, continuó andando con naturalidad, aunque por dentro se sentía igual que una de esas gallinas que logran volar un par de metros después de que les han cortado la cabeza. Al poco vio un mitin y entró, pero continuaba aturdido y no fue capaz de leer las pancartas ni de reconocer a los oradores. Había, pues, recuperado la cabeza, pero de momento no era de gran utilidad.De todos modos, para no llamar la atención, gritó y aplaudió al mismo tiempo que aplaudían y gritaban los otros, y cuando cerraron el local se fue a casa. Durante la cena contó que en el mitin habían prometido hacer una reforma laboral para que encontraran trabajo los más jóvenes, porque el mercado se había quedado un poco rígido; de manera que ya no tendrían que preocuparse por el chico, que estaba parado desde el 92. Su mujer se quedó con el cucharón de la sopa en el aire, observándole, y finalmente afirmó que eso es lo que decía el PP. Él respondió, huraño, que de la rigidez llevaba hablando el PSOE toda la vida. "Pero no en periodo electoral", aseguró ella, mientras atendía al teléfono, que acababa de sonar.

Al hombre le pareció que se quedaba de nuevo sin cabeza. Su mujer regresó a la mesa. "Era mi hermano; dice que te ha visto esta tarde en un mitin del PP". El hombre se incorporó y llegó a tientas hasta el cuarto de baño. Recordó la gallina de la cabeza cortada, que tanto le había impresionado de niño, y entonces supo que esa gallina a punto de morir era él y que lo demás había sido un sueño. Pero lo habría dado todo por saber a quién iba a servir de cena, si al PP o al PSOE.

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