El Rayo huye del riesgo

Los de Paquito se conforman con un punto ante el Extremadúra

El Rayo no quiere complicarse la vida. Y no está dispuesto a asumir más riesgos. Ayer lo demostró al aceptar sin reservas el empate ante un rezagado, el Extremadura. El conjunto de Vallecas parece haberse desentendido de la lucha por el liderato. Sólo le interesa asegurarse la plaza de ascenso directo. Tiene además la suerte. de que detrás suyo, el Lleida también ha aflojado el acelerador.Así, el empate de ayer supo a gloria. El Rayo obtuvo un punto, limitándose a controlar el balón y haciendo el zángano. Lo dijo el propio Paquito: "Hay que pasar la página de este partido".

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El Rayo no quiere complicarse la vida. Y no está dispuesto a asumir más riesgos. Ayer lo demostró al aceptar sin reservas el empate ante un rezagado, el Extremadura. El conjunto de Vallecas parece haberse desentendido de la lucha por el liderato. Sólo le interesa asegurarse la plaza de ascenso directo. Tiene además la suerte. de que detrás suyo, el Lleida también ha aflojado el acelerador.Así, el empate de ayer supo a gloria. El Rayo obtuvo un punto, limitándose a controlar el balón y haciendo el zángano. Lo dijo el propio Paquito: "Hay que pasar la página de este partido".

El técnico trató de justificarse recordando la historia del pasado domingo en Vallecas: "Buscamos desesperadamente el triunfo y perdimos. Aprendimós la lección".

El partido comenzó abierto, rápido y tenso. Sólo quedaba abierta una puerta para la imaginación en las botas de Onésimo y Peña.

Por ambos bandos, toque corto y pasé seguro. Después, el vacío. Hasta que apareció Onésimo: una vaselina a 20 metros y dos controles espectaculares. Ausente Guilherme , Visjnic andaba perdido, y Josemi lo intentaba con movilidad, abriendo espacios.El Extremadura aplicaba el mensaje lanzado por su técnico: presión, concentración y entrega. Peña dio dos serios avisos tras sendos fallos de la defensa madrileña.

Las cosas no mejoraron tras el descanso. Al Rayo le vino grande la dehesa verde, y Paquito ordenó la concentración parcelaria al borde del área. En poco espacio, muchos jornaleros golpeando el balón como si de la besana se tratase.

El Rayo puso de manifiesto la dependencia de Onésimo. El pequeño jugador lanzaba faltas y saques de esquina, centraba, y suyo fue el único remate de todo el segundo tiempo. Además, fue de cabeza. Para entonces, el Extremadura ya le- había perdido el respeto, y Peña primero y Méndez después desaprovecharon dos clarísimas ocasiones de gol. El Rayo había desaparecido para hacerse práctico. Pobre bagaje para un equipo que aspira a estar en la división de honor.

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