UN GOL HISTÓRICO PARA UNA FINAL INTENSA

Trece horas de jotas

6.000 aficionados soportan medio día en autobús camino de París

Miércoles por la mañana. Autopista de entrada a París. Entre la bruma y las nubes que cubren la capital francesa se divisa la silueta de la Torre Eiffel. Como si un resorte les moviera, los cerca de 6.000 ocupantes del centenar de autocares que 13 horas antes habían partido de Zaragoza para presenciar la final, olvidan el cansancio y el sueño, y la estructura metálica de la torre les hace recordar el motivo de su viaje. Comienzan los cánticos. Ya está conseguido. El "sí, sí, sí, estamos en París" toma el relevo al ya viejo "nos vamos a París".La larga noche había comenzado poco después de las ...

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Miércoles por la mañana. Autopista de entrada a París. Entre la bruma y las nubes que cubren la capital francesa se divisa la silueta de la Torre Eiffel. Como si un resorte les moviera, los cerca de 6.000 ocupantes del centenar de autocares que 13 horas antes habían partido de Zaragoza para presenciar la final, olvidan el cansancio y el sueño, y la estructura metálica de la torre les hace recordar el motivo de su viaje. Comienzan los cánticos. Ya está conseguido. El "sí, sí, sí, estamos en París" toma el relevo al ya viejo "nos vamos a París".La larga noche había comenzado poco después de las seis de la tarde en Zaragoza. 80 autocares de la expedición oficial, más los fletados libremente por diversas agencias, preparan la salida. La flota más numerosa la ha organizado la peña San José. Un redactor de EL PAÍS viaja en la caravana.

El espectáculo permite intuir lo que se vivirá en París. Miles de personas cubren las avenidas del barrio que lleva el nombre de la peña, una zona de clase obrera. Como en los días de partido, tenderetes por todas las esquinas permiten a los más rezagados comprar las últimas bufandas.

El último autocar en salir provoca la primera anécdota Va mayoritariamente ocupado por aragoneses que trabajan en Guadalajara y Madrid y que no quieren perderse el ambiente de viajar con sus paisanos. Uno de ellos ha perdido el autocar que debía trasladarlo desde la capital de España, pero como el acontecimiento es único avisa a la peña para que le esperen y toma un taxi en Madrid. Da igual el coste: "Yo no me pierdo esto por nada del mundo", afirma.

Un equipo de Canal + se convierte en involuntario agitador de las masas. Viajan en uno de los autocares y en cuanto asoma la cámara los viajeros se enardecen. Por si el resto del país no conoce las rancias tradiciones aragonesas, una mujer madura se arranca con una jota de libre composición: "Aragón siempre fue grande y con el Real Zaragoza los títulos llegarán", para quedar inmortalizada en la pequeña pantalla.

Cuando el sueño comienza a hacer mella, coincide la llegada a la frontera de Behobia y el inicio de El Larguero. José Ramón de la Morena arranca su programa haciendo referencia a la Virgen del Pilar, lo que provoca una tremenda algarabía. Se acabó dormir. Hay que escuchar al ídolo, al técnico Víctor Fernández dialogar con De la Morena, director del programa de la SER.

Las áreas de servicio de, la autopista están a rebosar. Las diferentes caravanas de autocares se han ido fundiendo en la carretera con numerosos vehículos. particulares, y no hay un bar que no esté repleto de bufandas zaragocistas. La vigilancia policial es discreta.

La entrada en Francia, largamente superada ya la medianoche, permite echar alguna cabezada, hasta que el obligado relevo de los conductores, hace que a las cinco de la mañana se toque diana. Cuerpos entumecidos, plegados la mayoría por las horas de autocar, intentan estirarse, mientras el supermercado es tomado al asalto. Jamás el cajero debió hacer una recaudación tan suculenta a esa hora de la madrugada, Las primeras víctimas de esta singular guerra van cayendo fruto del álcohol y el cansancio. Nada grave. Cuestión de dejar el cuerpo en reposo unas horas.Justo 12 horas después de la salida, a las 9.10 de la mañana, la parada es obligatoria a 25 kilómetros de París. El conductor arenga para que la gente se lave la cara. A la capital de la moda no se puede entrar de cualquier forma.

Concentración

La concentración aragonesa tiene una cita a los pies. de la Torre Eiffel, en el parque del Campo de Marte. Miles de aficionados cubren la zona a mediodía. En el recorrido, ni sombra de británicos. Pancartas y banderas reciben los últimos retoques, antes de una gira por la ciudad.

A las cuatro y media la gigantesca caravana arranca, escoltada por la gendarmería, hacia el Parque de los Príncipes. No hay un minuto de descanso. Tras el choque habrá que volver a los vehículos para pasar la segunda noche en la carretera.

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