El Rayo deja viva la Liga

La sorprendente victoria del Athletic otorga el liderato al Mérida

El Rayo quiere liga hasta el último suspiro. Lo tenía todo a su favor para poner cinco o seis pueblos de por medio sobre sus competidores, sentenciar el ascenso y, de paso, ahorrar unas cuantas semanas de sudor a sus aficionados, pero decidió tirar tamaña concesión a la papelera. Recibía además una visita aparentemente propicia para acariciar el cielo. El caso es que resbaló y se quedó abajo. Por lo visto ayer, el Rayo se mueve mejor con el agua al cuello que instalado en la comodidad. Sigue, eso sí, con margen: cuatro puntos le separan aún del Lleida. El tropiezo del líder no sólo encendió la...

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El Rayo quiere liga hasta el último suspiro. Lo tenía todo a su favor para poner cinco o seis pueblos de por medio sobre sus competidores, sentenciar el ascenso y, de paso, ahorrar unas cuantas semanas de sudor a sus aficionados, pero decidió tirar tamaña concesión a la papelera. Recibía además una visita aparentemente propicia para acariciar el cielo. El caso es que resbaló y se quedó abajo. Por lo visto ayer, el Rayo se mueve mejor con el agua al cuello que instalado en la comodidad. Sigue, eso sí, con margen: cuatro puntos le separan aún del Lleida. El tropiezo del líder no sólo encendió la zona de arriba de Segunda, también calentó al máximo la de abajo. El Athletic Club, uno de los inquilinos del sótano, recibió todo el oxígeno del mundo con la victoria. Un triunfo que le llegó por, la combinación de unos cuantos factores que concluyeron en un cocktail explosivo: cierta soberbia del Rayo aderezada, con grandes dosis de relajación, y una actitud valiente y descarada del Athletic, inalterable con el paso del tiempo y los sobresaltos del marcador.

El partido nació apretado, intensísimo. El Athletic enseñó un perfil más cercano al de equipo filial que es que al de conjunto ahogado por falta de puntos, que también lo es. Salió a jugar. A buscar la portería contraria sin esperar a que el Rayo le diera permiso. A ganar, en suma, por mucho que la clasificación le obligara a resignarse.De bruces con Wilfred

La salida embravecida del Athletic se dio de bruces con Wilfred, un portero impresionante. El nigeriano tiró de elasticidad para sacar un cabezazo a bocajarro de Agustín (m. 2), de sobriedad para abortar un mano a mano con Bolo (m. 16) y de reflejos para desviar un cabezazo en propia meta de Cota (m. 41).

El Rayo salió mandón, con ese aire de jerarquía que le concede la temporada.. Y también creó sus ocasiones: un posible penalti a Calderón, un remate espectacular de De Quintana y el gol, una volea baja de Visjnic. Los de Vallecas se vieron enseguida con el paisaje agradable de siempre: salida dividida, gol a favor y asunto terminado.

El encuentro cayó pasajeramente en picado. El Rayo se confió y empezó a especular con el resultado. Una política que hasta ayer le dio excelente rendimiento. Athletic, de hecho, amagó con bajar los brazos ante el fútbol control del Rayo. Pero no, levantó enseguida la cabeza. Y lo hizo muy a la vasca. Con un cabezazo espectacular a la salida de un corner: el balón muy enroscado y un remate arrollador, a la carrera desde atrás.

Trató, el Rayo de recuperarse (Paquito desempolvó del banquillo a Josemi), pero lo que hizo fue caer en la trampa del rival. El Athletic terminó la faena al contragolpe, cuando los de Vallecas se habían tirado con la cara descubierta a por los dos puntos. El segundo gol fue un contraataque ejemplar. Gracias a él, la Liga sigue viva.

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