El Valvi se salva a Costa del Breogán

El drama acabó en Girona y empieza en Lugo. Salvar la categoría suprema del baloncesto español se ha convertido en sinónimo de salvar la vida. La ACB tiende a disminuir su nómina de equipos y a cerrar en un futuro ya muy próxima la Liga. Las muñecas vacilan y las ideas se dispersan cuando en juego está la razón existencial. Las imprecisiones y el juego tosco respondieron ayer al carácter agónico del quinto y definitivo partido de la serie. Por si fuera poco, el partido se calentó más de la cuenta ya los días previos a causa de la sanción impuesto al americano del Breogán, Maxey, tras ha...

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El drama acabó en Girona y empieza en Lugo. Salvar la categoría suprema del baloncesto español se ha convertido en sinónimo de salvar la vida. La ACB tiende a disminuir su nómina de equipos y a cerrar en un futuro ya muy próxima la Liga. Las muñecas vacilan y las ideas se dispersan cuando en juego está la razón existencial. Las imprecisiones y el juego tosco respondieron ayer al carácter agónico del quinto y definitivo partido de la serie. Por si fuera poco, el partido se calentó más de la cuenta ya los días previos a causa de la sanción impuesto al americano del Breogán, Maxey, tras haber agredido un árbitro en el cuarto encuentro de la serie. Pese a los recursos presentados por el Breogán hasta el último instante, Maxey no pudo jugar ayer.El Valvi aprovechó la ausencia de Maxey y la superioridad de sus pivots en un primer tiempo en el que además utilizó cómo titular a Solana, que efectuó un trabajo impecable. Dominó el Valvi con autoridad y llegó a disponer de 14 tantos de ventaja (42-38). Pero la defensa en zona del Breogán en el inicio de la segunda parte y la puesta en acción de Cervantes, el partido cambió y los gallegos estuvieron a punto de remontar: 45-43. Pero en cuanto el Valvi renunció al lanzamientó lejano y optó por mover con paciencia el balón hasta encontrar una vía de acercamiento al aro volvió a quedar palpable su superioridad: 67-52.

Tan sólo Mayes, al que no consiguieron defender con acierto ni Curry, ni Pardo, ni Aldrey, mantuvo un hilo de esperanza para los suyos. Pero el Breogán, impotente, destrozado física y moralmente, claudicó mucho antes del final.

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