SEMIFINALES DE LA LIGA DE CAMPEONES

El Ajax, demasiado para el Bayern

Fue demasiado Ajax, el más poderoso, para un capitidisminuído Bayern, que se presentaba con las bajas habituales y el concesionario de su tienda de recuerdos, el ex intemacional Pflügler, como suplente. Ganó el Ajax por 5-2, porque no quiso ensañarse. De salida, el único extranjero del Bayern. era el juvenil de Ghana, Kuffour. El Ajax presentó un equipo multirracial con seis jugadores de color. Desde el inicio quedó clara la total superioridad del Ajax, que jugaba al gato y al ratón. De Boer se movía como Pedro por su casa y llegó cuantas veces quiso hasta la cocina. Sólo un exceso de confianz...

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Fue demasiado Ajax, el más poderoso, para un capitidisminuído Bayern, que se presentaba con las bajas habituales y el concesionario de su tienda de recuerdos, el ex intemacional Pflügler, como suplente. Ganó el Ajax por 5-2, porque no quiso ensañarse. De salida, el único extranjero del Bayern. era el juvenil de Ghana, Kuffour. El Ajax presentó un equipo multirracial con seis jugadores de color. Desde el inicio quedó clara la total superioridad del Ajax, que jugaba al gato y al ratón. De Boer se movía como Pedro por su casa y llegó cuantas veces quiso hasta la cocina. Sólo un exceso de confianza o prepotencia podía poner en peligro su triunfo y hasta eso se produjo.El Bayern consiguió empatar en el minuto 36 y durante cinco minutos llevaba ventaja en la eliminatoria y tuvo en el bolsillo el billete para la final en Viena. Sólo fue un espejismo. El Ajax pareció Como si se enfadara y, en los cinco minutos. que quedaban para el descanso, sentenció el partido con dos goles. Sin apretar a tope el acelerador, en la primera parte el Ajax había marcado tres goles, lanzó dos disparos a los palos y creó otro par de ocasiones claras de gol. El Bayern sólo había conseguido su gol en un descuido de la defensa del Ajax, la línea más débil del campeón holandés. Para colmo, se resintió de su lesión el líbero Helmer y tuvo que ser sustituído.

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En la segunda parte al Bayern sólo le quedaba impedir una derrota escandalosa. Nada más empezar marcó de nuevo el Ajax y a partir de ahí se apiadó del Bayern, también tricampeón europeo a principios de los setenta, y se acabó el partido. El Ajax inició conatos de baile y perdonó un par de goles por intentar rizar el rizo. Se durmió en los laureles y el Bayern se aprovechó para realizar varios contraataques peligrosos. Una colada de Witeczek, su mejor hombre, provocó un penalti, que permitió al campeón alemán mejorar la estética del resultado, que pudo haber sido una goleada de escándalo.

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