Reportaje:

Tarde de espera

La Operación Retorno, vista desde cinco puestos de la Cruz Roja

Las vacaciones de Semana Santa que ayer terminaron se saldaron con 11 accidentes de tráfico, en los que 11 personas murieron, 11 resultaron heridas graves y 4 le ves. Durante la semana han sido iniles las personas -Guardia Civil, policía, servicios de emergencia- que se han mantenido alerta sobre lo que sucedía en la carretera. Entre ellos se encuentran los voluntarios que trabajan para la Cruz Roja en sus puestos de socorro de las carreteras.Cinco redactores de ÉL PAÍS pasaron ayer la jornada en cinco puestos de observación, en los que un total de 40 voluntarios es taban alerta para salir dis...

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Las vacaciones de Semana Santa que ayer terminaron se saldaron con 11 accidentes de tráfico, en los que 11 personas murieron, 11 resultaron heridas graves y 4 le ves. Durante la semana han sido iniles las personas -Guardia Civil, policía, servicios de emergencia- que se han mantenido alerta sobre lo que sucedía en la carretera. Entre ellos se encuentran los voluntarios que trabajan para la Cruz Roja en sus puestos de socorro de las carreteras.Cinco redactores de ÉL PAÍS pasaron ayer la jornada en cinco puestos de observación, en los que un total de 40 voluntarios es taban alerta para salir dispara dos en caso de accidente. La gran mayoría no son. profesionales, pero sí han recibido cursos de auxiliar de clínica y trasporte sanitario. Ésta es la experiencia, sin más sobresaltos que. la espera de malas noticias, vivida ayer en los cinco puestos elegidos:NACIONAL 1Buscar un puesto de socorro de la Cruz Roja en la carretera N-1 resultó algo más complejo de lo previsto. En el kilómetro 45 deja N-1, donde Cruz Roja había anunciado tener un puesto de auxilio, tan sólo se encontraba una ambulancia con tres voluntarios en su interior. Tampoco había nadie en el puesto de socorro de Buitrago de Lozoya, a 75 kilómetros de Madrid.

Entretanto, el tráfico a las 19.15 fluía sin complicaciones en dirección a la capital. No se había producido ningún accidente grave. Por fin, en el puesto de la Cruz Roja de Alcobendas, que dentro de cuatro días va a ser derribado, José María y dos chicas, las dos llamadas Ana, pasaban el tiempo ante la televisión y leyendo. El lamentable estado del puesto se concretaba en un letrero colgado de una puerta en el que podía leerse: "No toquen la puerta, se cae. Gracias". La única salida que hizo por la tarde una de las dos ambulancias del puesto fue llevar al hospital a un muchacho que se había caído de su moto.

El otro vehículo del puesto es el que se encontraba desplazado en el kilómetro 45. Desde allí, Manuel informaba de que la dotación de Buitrago se encontraba en una ambulancia en el pueblo de La Cabrera.

Todo el personal de servicio ayer era voluntario. Seis sanitarios, que han recibido 250 horas de aprendizaje de primeros auxilios, y dos conductores. En caso de accidente procuran estabilizar al herido. Si reviste gravedad piden ayuda al helicóptero del 061 o a una UVI móvil.Si no es posible que un médico llegue por estas vías hasta el accidente., entonces acudirían a algún centro de salud cercano. En caso de que todo esto falle la ambulancia de la Cruz Roja trasladaría al herido hasta un centro médico de Madrid, o hasta que personal capacitado llegue a la ambulancia en un punto intermedio. Ayer hasta las 21.00 horas nada de esto fue necesario.NACIONAL IIIEl puesto de la Cruz Roja de Villarejo de Salvanés es un barracón metálico que se instala sólo en las operaciones retorno y especialmente en Semana Santa. Su base permanente se encuentra en la localidad próxima de Estremera.

Ubicado en una gasolinera y al borde del kilómetro 50 de la carretera de Valencia (N-III), cuenta con una ambulancia para efectuar traslados a Madrid. Los cuatro voluntarios de éste puesto están preparados para atender con urgencia cualquier accidente. A su jefe, el de más edad, la preparación le viene no sólo de la teoría recibida, sino de sus más de 30 años en esta institución. Los demás llevan una media de tres años y varios cursos.

Muchos son los accidentes que han atendido, y sin embargo, a ninguno les parece que hayan sido un problema. Todos están de acuerdo: "Lo importante es contener los nervios desde que nos avisan hasta que llegamos al lugar del accidente".

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Ni sus novias, amigas o amigos entienden muy bien cómo pueden sacrificar su tiempo libre para atender a los demás. "Es algo que simplemente nos gusta", afirman en conjunto.

Lo más frustrante son las llamadas falsas, como la que les hizo salir en la madrugada del sábado a Perales y Morata de Tajuña. "Es un tiempo precioso perdido, que puede ser vital en un accidente de verdad", afirma el jefe de grupo.NACIONAL IV

La tranquilidad fue la nota dominante durante la jornada de ayer en el puesto de la Cruz Roja situado en el kilómetro 19,700 de la N-IV, carretera de Andalucía. Cinco voluntarios formaron guardia desde primeras horas sin realizar ningún servicio. El puesto, con una dotación que los voluntarios califican de "muy buena", cuenta con una ambulancia equipada para emergencias adquirida hace un año. El jefe de servicio, Rafael Gómez, esperaba un retorno tranquilo "más aún que la salida, donde sólo se registraron dos accidentes sin víctimas mortales". Gómez, con 14 años de voluntariado, destaca el mal tiempo como principal enemigo para el tráfico de esta zona.

Este puesto ofrece cobertura desde el Cerro de los Ángeles hasta Seseña, incluyendo pueblos como, Pinto, Valdemoro, Torrejón de Velasco, Parla o San Martín de la Vega. Según José Carlos Huerta, responsable de Recursos Humanos de la agrupación, disponen de 150 voluntarios, aunque el núcleo fijo de trabajo lo componen unos 40.

La agrupación funciona en estrecha colaboración con la Guardia Civil, así como con los efectivos del 061. En las operaciones retorno, según Rafael Gómez, "es esencial la colaboración con el puesto de Aranjuez".NACIONAL V

La Operación Retorno de Semana Santa mantuvo ayer movilizados a 20 voluntarios de la asamblea de Cruz Roja de Móstoles (199.000 habitantes) y a medio centenar desde el miércoles hasta hoy.

A bordo de la primera ambulancia, situada en el kilómetro 28 de la carretera de Extremadura (Navalcarnero), Miguel Ángel Rodríguez, Juan Carlos del Pozo y Esther Fernández, de 17 a 26 anos, prefirieron cumplir con la guardia asignada a los voluntarios (de las cuatro de la tarde del sábado a las ocho de la mañana del lunes) antes que marcharse de vacaciones. Junto a ellos seguía al pie del cañón Manuel González, toda una institución dentro de la Cruz Roja, con 55 años de actividad y carné número 001. González pasó los 70 años y en ningún momento ha pensado en retirarse del equipo de transporte sanitario, al que pertenece desde su ingreso en Cruz Roja. Estos voluntarios se encargan de inmovilizar a los heridos y cortar las hemorragias en caso de accidente.

El segundo vehículo se mantuvo en el kilómetro 12,500, junto a San José de Valderas. Allí, Marcos Rueda, un estudiante de 20 años, y Enrique Martín, conductor de ambulancias en una empresa privada, acompañaban a Javier Márquez, un empresario de 31 años.

Una tercera ambulancia se quedó en la sede de la asamblea para cubrir las emergencias del municipio. Coordinando las tres móviles, María Ángeles Trigueros, de 42 años, hizo las funciones de Delta (el encargado de la emisora) después de su turno de ocho horas. Esa mujer entrega sus fines de semana y las vacaciones de su trabajo en una guardería a la Cruz Roja desde 1989.

Marcos Antón, de 20 años, también echó ayer más horas de las habituales. Este joven entró en Cruz Roja hace cuatro años para hacer la mili, sin imaginar que después terminaría por quedarse. Sólo pasó cuatro horas en el cuartel al que le destinaron, "el tiempo de tallarme y de comprobar que pesaba 140 kilos", comenta. Le mandaron a casa pero él siguió frecuentando la Cruz Roja, primero en un programa para inmigrantes y después como miembro activo del grupo de Transporte Sanitario.

A la una de la tarde de ayer, 3.000 vehículos palaban por el kilómetro 28 cada hora, una afluencia que disminuyó a partir de las cuatro de la tarde, cuando ya estaba montada la caravana.NACIONAL VI

El puesto de socorro de la Cruz Roja en Villalba (35.000 habitantes) gozaba ayer de un ambiente tranquilo durante la jornada de vigilancia de la Operación Retorno a Madrid a través de la Nacional VI.

Cuatro socorristas y un conductor de ambulancias formaron cada uno de los dos turnos de guardia (en total, 10 voluntarios) en los, que el puesto de la Cruz Roja de Villalba dividió la jornada de trabajo.

Miguel Ángel, un camionero de 25 años, lleva siete como socorrista y conductor de ambulancia en este puesto de la N-VI. Desde que se hizo voluntario ha atendido todo tipo de accidentes, y aseguró durante su guardia (de cuatro de la tarde a doce de la noche) que se ha jugado la vida varias veces: "Una vez atendí a unos chicos que se estamparon contra una farola. Estaban dentro del coche atrapados. Fui a la ambulancia a por material y en ese momento se incendió el coche. Murieron carbonizados, y yo me salvé de milagro".

El puesto atendió ayer la caída de un ciclista y una quemadura de primer grado que sufrió un joven en el brazo producida por el agua del radiadador de su coche. Accidentes leves que contrastan con las 11 muertes que se han producido estas vacaciones.

Esta información ha sido realizada por J. Barrio, J. Francés, I. Fernández, J. Morales y S. Moreno.

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