29º JORNADA DE LIGA

Patética imagen del Logroñes en Zaragoza

La feria de la Liga no va con el Logroñés. Los riojanos, desahuciados hace tiempo de la categoría, mostraron en La Romareda una imagen patética. Exclusivamente preocupados de no salir goleados, difícilmente un equipo puede saltar más entregado a un terreno de juego. Ni los goles, muchos menos de los que se presagiaban tras los primeros minutos, ni las incontables ocasiones que tuvo el Zaragoza ante Vergara, salvan un encuentro desvalido en todos sus aspectos. Ni siquiera el público respondió, aunque era complicado que lo hiciera en plena Semana Santa y a la misma hora que el duelo madrileño.El...

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La feria de la Liga no va con el Logroñés. Los riojanos, desahuciados hace tiempo de la categoría, mostraron en La Romareda una imagen patética. Exclusivamente preocupados de no salir goleados, difícilmente un equipo puede saltar más entregado a un terreno de juego. Ni los goles, muchos menos de los que se presagiaban tras los primeros minutos, ni las incontables ocasiones que tuvo el Zaragoza ante Vergara, salvan un encuentro desvalido en todos sus aspectos. Ni siquiera el público respondió, aunque era complicado que lo hiciera en plena Semana Santa y a la misma hora que el duelo madrileño.El Zaragoza, que hace tiempo no encontraba tan escasa oposición, no pasé de forzar a Cafú, Oscar y Sergi, habituales suplentes, pensando en las bajas del equipo ante el Chelsea. Víctor está decidido a asegurar la Copa de la UEFA en La Romareda y no se permitió más licencia que dar descanso a Santiago Aragón. El resto, que no era poco, venía marcado por lesiones y sanciones: Cáceres, Solana y García Sanjuán eran bajas. Pese a tener enfrente una defensa inédita y un centro del campo sin catalizador, el Logroñés no inquietó jamás a Juanmi.

Los riojanos volvieron la cara a todo lo que fuera levantar una muralla ante su área, frente a la que colocaron a nueve hombres. Ni presionaban cuando el Zaragoza tenía el balón, ni trenzaban más allás de tres pases consecutivos. El Zaragoza, relajado al máximo, disfrutó intentando todo aquello que no se puede en partidos de más empaque.

Nada más superarse el cuarto de hora, Higuera ya había estrellado un balón en el poste y Aguado abierto el marcador al aprovechar un rechace. Poyet sentenció tras la media hora y a partir de ese momento sólo quedó comprobar hasta donde sería capaz de elevar su cuenta de goles el Zaragoza. El poste aún se aliaría, por segunda vez, con el Logroñés.

El suplicio riojano concluyó con tan sólo dos disparos a puerta en los 90 minutos, el aburrimiento del público y la confirmación de que la clasificación, al menos en este caso, no engaña.

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