Quince años atrás

Primavera de 1980. Adolfo Suárez presidía el Gobierno es pañol mientras la ciudadanía disfrutaba de sus primeros meses en democracia. Felipe González no había colgado definiivamente, la chaqueta de pana, Manuel Fraga seguía reclamando su calle y no había forma de conseguir que Santiago Carrillo dejase de fumar.Casi nadie había oído hablar de Tejero, vivía John Lennon, llegaban Reagan y Nanty, Nacha Pop hacía su legendaria canción Chica de ayer, Almodóvar experimentaba en súper 8, no era fácil comprar preservativos en las farmacias y Ruiz-Mateos sólo tenía un disfraz, el de abeja.
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Primavera de 1980. Adolfo Suárez presidía el Gobierno es pañol mientras la ciudadanía disfrutaba de sus primeros meses en democracia. Felipe González no había colgado definiivamente, la chaqueta de pana, Manuel Fraga seguía reclamando su calle y no había forma de conseguir que Santiago Carrillo dejase de fumar.Casi nadie había oído hablar de Tejero, vivía John Lennon, llegaban Reagan y Nanty, Nacha Pop hacía su legendaria canción Chica de ayer, Almodóvar experimentaba en súper 8, no era fácil comprar preservativos en las farmacias y Ruiz-Mateos sólo tenía un disfraz, el de abeja.

En el mundo del baloncesto, Larry Bird y Magic Johnson comenzaban una mítica rivalidad, Michael Jordan ni siquiera estaba en la universidad, en el Estudiantes se empezaba a hablar de un chaval fuerte y ambicioso que se llamaba Fernando Martin y el Madrid se había desprendido, al inicio de la temporada 7980, de tres de sus legendarios de toda la vida: Carmelo Cabrera, Cristóbal Rodríguez y Luis Mari Prada.

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El Real Madrid había alcanzado la final de la Copa de Europa gracias a una victoria difícil de olvidar. El Bosna de Sarajevo, campeón de Europa el año anterior y comandado por el inigualable Mirza Delibasic, era el rival. Delibasic estuvo portentoso, inolvidable. No existía todavía1a línea de tres puntos, lo que no evitó que metiese 44 puntos de todos los colores.

Esperaba el Maccabi. La preparación del partido duró 10 días. No fueron días tranquilos. Lolo Sainz se sacó de la manga un planteamiento que pasaría a la historia. Por primera vez, un equipo alternaría defensa al hombre con defensa en zona, dependiendo de que jugador metiese canasta.

Costó mucho sudor dominarla, pero, en el momento de la verdad, la táctica surtió efecto. Se ganó la séptima.

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