FÚTBOL SEGUNDA DIVISIÓN

El leganés aguanta ante un rival directo

Luis Ángel Duque es psicológicamente un hombre hábil, al menos para ganarle la partida al entrenador del Extremadura, Vicente Campillo. Éste había catalogado el encuentro como muy importante para !u conjunto; incluso concentró a sus jugadores en la víspera para mentalizarlos de esa trascendencia. Duque, por el contrario, restó dramatismo al choque y consiguió así trasladar los nervios a su rival, aunque la procesión fuera por dentro.Además, contó con la ayuda inestimable de Aguilera. El guardamenta madrileño realizó tres soberbias paradas consecutivas a tiros durísimos de Pedro José, Dimitrije...

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Luis Ángel Duque es psicológicamente un hombre hábil, al menos para ganarle la partida al entrenador del Extremadura, Vicente Campillo. Éste había catalogado el encuentro como muy importante para !u conjunto; incluso concentró a sus jugadores en la víspera para mentalizarlos de esa trascendencia. Duque, por el contrario, restó dramatismo al choque y consiguió así trasladar los nervios a su rival, aunque la procesión fuera por dentro.Además, contó con la ayuda inestimable de Aguilera. El guardamenta madrileño realizó tres soberbias paradas consecutivas a tiros durísimos de Pedro José, Dimitrijevic y Peña. Ahí salvó el encuentro. Después se erigió en la figura indiscutible y, tocado por la suerte, contempló cómo dos balones se estrellaban contra los palos de su portería en décimas de segundo, ante la desesperación del público azulgrana. El Extremadura dominó, pero sin eficacia. David y Lozano hacían el trabajo sucio frenando a Dimitrijevic y Peña. Andrés trotaba incansablemente por el centro del campo y Valdivia bregaba ante la defensa contraria en desigualdad numérica.

Mejores armas

El Leganés, corto de recursos futbolísticos, empleó como sus meores armas el pundonor, la entrega y una honestidad encomiable. Un fútbol tan correoso y viril como dañino para la vista del espectador. Esa es la filosofia de su entrenador. "Creo en el trabajo, pero no en la fántasía", afirmaba al término del encuentro un pragmático Duque, que se declaraba seguidor empedernido de la más pura línea boskoviana: "Un punto es un punto. Lo que cuenta es el resultado".

En un partido tan malo que cuestiona la propia esencia profesional de la llamada división de plata, un Leganés disciplinado y tosco dejó malherido a uno de sus más directos rivales en la desesperada lucha por la permanencia.

No obstante, los pepineros no consiguieron superar el 1-2 del partido de ida, lo que supone un revés en caso de empate entre los dos equipos al final de la temporada.

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