Besos, angulas y champaña, en la agenda de Mendoza

Ramón Mendoza fue el menos madrugador. A las diez de la mañana pasó a recogerle su chófer, Alfonso, y a la una menos cuarto llegó a la oficina electoral. Comprobó su papeleta de voto, cerró el sobre y se preparó para dirigirse a la oficina electoral. "He hecho de vientre", replicó a un periodista que le preguntó por su inicio de jornada. "¡Ramón, por favor! "' le espetó en tono regañador su compañera, Janine Girod ["No me ponga au en lugar de la o del apellido]", solicitó ésta."Vámonos", dijo de pronto Mendoza. Tras él, en comitiva, no faltaron los directivos Lorenzo Sanz, Juan Miguel V...

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Ramón Mendoza fue el menos madrugador. A las diez de la mañana pasó a recogerle su chófer, Alfonso, y a la una menos cuarto llegó a la oficina electoral. Comprobó su papeleta de voto, cerró el sobre y se preparó para dirigirse a la oficina electoral. "He hecho de vientre", replicó a un periodista que le preguntó por su inicio de jornada. "¡Ramón, por favor! "' le espetó en tono regañador su compañera, Janine Girod ["No me ponga au en lugar de la o del apellido]", solicitó ésta."Vámonos", dijo de pronto Mendoza. Tras él, en comitiva, no faltaron los directivos Lorenzo Sanz, Juan Miguel Villar Mir, Nemesio Fernández Cuesta, José María Stampa, Luis Blasco, Eduardo Peña... Como si hubiese pasado lista. Junto a ellos, los ex jugadores madridista Fleitas, Pachín y José Luis Peinado.

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"A ganar, presidente", fue el recibimiento de un aficionado cuando Mendoza se disponía a entrar en la carpa electoral. Llegaron los primeros autógrafos, que se repitieron cuando Mendoza ya había votado y abandonaba la oficina electoral, camino de la sala de prensa, escoltado por media docena de policías. "Ni que fuera el presidente del Gobierno", se quejó un policía ante los empujones que tuvo que repartir para proteger a Mendoza. No faltó el padre que aconsejó a su hija: "Besa al presi".

"Una ensaimada y hasta rosquillas de Tarancón te han regalado", fue el saludo de Janine Girod cuando Mendoza llegó a su oficina electoral. Hasta allí se acercó la sobrina del Rey, Simoneta Gómez Acebo, acompañada de su marido; José María Fernández Astrón, y su hijo Luis.

La jornada matinal de Mendoza se cerró en el restaurante Asador Donostiarra, en el que reservó una mesa entre el resto de comensales. Aperitivos, jamón, almejas, salmón ahumado, delicias de merluza a la romana con angulas y carne fue el menú de Mendoza y sus acompañantes, su compañera Janine, y los vicepresidentes Villar Mir y Fernández Cuesta, que estuvieron acompañados de sus esposas. No muy lejos comieron Mari y Vicente, la esposa y uno de los hijos de Benito Floro, ex entrenador del Madrid y en la actualidad del Albacete.

Momentos de tensión

Mendoza abandonó el Bernabéu minutos antes de acabar el choque frente al Albacete. Decidió escuchar el tramo final en la radio del coche, camino de su oficina electoral. Vivió momentos de cierta tensión al comprobar que nadie filtraba u n avance de los resultados. A la vista del retraso en el recuento, el ex presidente y su comitiva se fueron a cenar al Asador Donostiarra, donde se congregaron alrededor de 150 personas. A su llegada coincidieron con cuatro jugadores de la. plantilla: Hierro, Chendo, Buyo y Milla, que ya estaban en los postres, y el colectivo del Real Madrid B. También se cruzaron, cosas del destino, con Robert Prosinecki, que pernoctaba en Madrid para volar hoy rumbo a Zúrich, donde será operado su hermano. No faltaron tos ultrasur. Con su líder a la cabeza, José Luis Ochaíta, que lucía una camiseta del Español, se congregaron en el restaurante cerca de una veintena de miembros de la peña. Quizá hartos de esperar o quizás por alguna buena vibración, Mendoza ordenó a las 2.30 de la madrugada, cuando aún todo era una incógnita, que se descorcharan una docena de botellas de champaña. Estaban enfriándose desde las dos.

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