Reportaje:

Aversión a los estadios

El padre de la última víctima en España no puede superar el esfuerzo que le supone volver a un campo de fútbol

Su caso es diferente al de Cosimo Spagnolo pero el resultado es el mismo. Los hijos de ambos murieron con motivo de un partido de fútbol. Por ello, el pasado domingo Joaquín Alfonso, sin quererlo, recordó el día que marcó para siempre su vida y la de toda su familia, aquel 15 de marzo de 1992 en que su hijo Guillermo, de 13 años, murió debido a las heridas producidas. por una bengala mientras asistía al partido Español-Cádíz. "Al saber la noticia del joven italiano muerto en Génova me entristecí. Aunque no quieras recuerdas tu experiencia. Me ha impresionado que el padre del chico dijera que e...

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Su caso es diferente al de Cosimo Spagnolo pero el resultado es el mismo. Los hijos de ambos murieron con motivo de un partido de fútbol. Por ello, el pasado domingo Joaquín Alfonso, sin quererlo, recordó el día que marcó para siempre su vida y la de toda su familia, aquel 15 de marzo de 1992 en que su hijo Guillermo, de 13 años, murió debido a las heridas producidas. por una bengala mientras asistía al partido Español-Cádíz. "Al saber la noticia del joven italiano muerto en Génova me entristecí. Aunque no quieras recuerdas tu experiencia. Me ha impresionado que el padre del chico dijera que es una forma tonta de morir. Es un poco lo que nos pasó a nosotros. Es lamentable que. tengan que suceder tragedias que son evitables. Creo que no es la primera vez que en Italia sucede algo así y cuando ves que todo esto toma un cariz tan bestial, por decirlo así, piensas que es una cuestión de tomar medidas y poner orden a rajatabla". Joaquín Alfonso no puede superar el esfuerzo que supone para él volver a un campo de fútbol. Lo intentó. De hecho, acudió a ver un Barcelona-Real Madrid de la Supercopa después de que un amigo le prestara un carné., Pero no le quedaron ganas de repetir: "Lo pasé bastante mal. Fui sólo para ver si lo podía superar. Tuve que hacer un terriarble esfuerzo. Cuando salí pensé en no volver nunca más

Los aficionados italianos impidieron que se reanudase el partido entre el Génova y el Milan. El Español-Cádiz se disputó pese a que la muerte de Guillermo se produjo en los prolegómenos del partido, pese a que muchos aficionados presenciaron la dramática escena -su hermano Ignacio, de 10 años, atónito, su madre desesperada con las manos en la cabeza, su padre chillando y quemándose las manos mientras intentaba extraerle la bengala de la tráquea- y pese a que en el palco se tuvo noticia del fallecimiento durante los primeros minutos del encuentro. "Creo que entonces se tuvo que haber suspendido el partido. Lo siento por el público pero los sucesos fueron de suficiente gravedad para haber tomado esa decisión. Creo que, en caliente, comenté que si la bengala hubiera ido a parar a la tribuna y hubiera matado a alguna persona famosa el partido no se hubiera jugado".

La Audiencia de Barcelona confirmó en julio de 1993 la obligación del Español de pagar 42 millones de pesetas a la familia de Guillermo en concepto de indemnización y la condena de seis meses a Franco Vila por un delito de imprudencia temeraria. Pero Joaquín Alfonso lamenta que no se supiera deslindar el tema judicial de la cuestión humana. "Desde entonces no ha habido ningún tipo de detalle o gesto por parte del Español ni de la federación. El único gesto fue obligado, por quedar bien, por parte de los estamentos el día del entierro. El único detalle me vino de una entidad modesta de Águilas (Murcia) que hizo un partido de homenaje del que me envió un vídeo y una placa conmemorativa. Mucha gente me paró por la calle y me escribieron desde muchos sitios. No tenía ninguna obligación pero el Español podía haber actuado de otra manera". Sin embargo, recuerda que el entonces presidente del Español, Julio Pardo, nada más producirse la tragedia, le propuso que cada año se iba a jugar un torneo en memoria de Guillermo y, que se iba a contactar con el alcalde para poner una placa de recuerdo en alguna parte del Estadio. "Luego pasó el tiempo y nada mas supe del Español", cuenta.

Tampoco supo nada más de Franco Vila, el aficionado que lanzó la bengala: "Cometió una tontería y supongo que debe estar arrepentido y que lo habrá pasado mal. Ahora cada cual tiene que reconstruir su vida. Todos tenemos que hacerlo. Es algo muy dificil". Joaquín Alfonso ya declaró el mismo día de la tragedia, que la desgracia de su hijo quizás sirviera para erradicar la violencia de los campos de fútbol. "Desde entonces se han tomado las cosas con mayor seriedad" constata.

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