El Valencia toma algo de oxígeno

Tomó oxígeno el Valencia en Santiago pero con un fútbol tan poco convincente que no invita a pensar en una pronta recuperación. El colectivo de Parreira (ese brasileño de alma europea y cibernética) sólo sobrevive con respiración asistida. En San Lázaro, estuvo muerto. Sólo revivió cuando Mazinho y Salenko se metieron en el partido y al Compostela le perdió la codicia. Durante la hora anterior, el Valencia fue un zombi. Volvió a este mundo porque el Compostela pareció apliadarse.El Valencia se desplaza con movimientos de elefante. El Compostela, que en su estadio suele saltar al campo con acti...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Tomó oxígeno el Valencia en Santiago pero con un fútbol tan poco convincente que no invita a pensar en una pronta recuperación. El colectivo de Parreira (ese brasileño de alma europea y cibernética) sólo sobrevive con respiración asistida. En San Lázaro, estuvo muerto. Sólo revivió cuando Mazinho y Salenko se metieron en el partido y al Compostela le perdió la codicia. Durante la hora anterior, el Valencia fue un zombi. Volvió a este mundo porque el Compostela pareció apliadarse.El Valencia se desplaza con movimientos de elefante. El Compostela, que en su estadio suele saltar al campo con actitud depredadora, prefirió esta vez moderar el instinto y el Valencia tomó la iniciativa. No se sabe muy bien para qué. Se enfrascó en un rondo tontorrón, más previsible que una mala película. Parreira construye siempre líneas medulares plagadas de recuperadores, muy ariscas para el contrario pero sin un ápice de imaginación. Las bandas sólo existen para los laterales porque los interiores ejercen de funcionarios. Si la distribución del juego se encomienda además a un futbolista del pelaje defensivo de Maqueda, el resultado. final está al borde de la quiebra técnica. Así, el Valencia tuvo mucho balón en la primera parte y no logró intimidar.

El punto no fue un botín espectacular para el Valencia pero le alivia levemente en su agonía. Los de Parreira harían bien acordándose del resultado y borrando de su memoria todo lo demás. Porque el partido del Valencia fue deplorable.

Sobre la firma

Archivado En