La tenaza rusa se va cerrando sobre el palacio presidencial de Grozni

El palacio presidencial de Grozni, símbolo de la resistencia de los independentistas chechenos, está cada vez más cerca de pasar a manos de las fuerzas rusas, aunque, dada la intensidad de los bombardeos de que es objeto, puede quedar convertido en un montón de escombros. Tras dos días de implacables ataques de artillería, decenas de blindados se situaban ayer a tan sólo unos centenares de metros del edificio.El Ejército Rojo, humillado la pasada. Nochevieja, escaso de moral y motivación, parece a punto de tomarse la revancha, aunque los combatientes chechenos ponen muy caro cada centímetro de...

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El palacio presidencial de Grozni, símbolo de la resistencia de los independentistas chechenos, está cada vez más cerca de pasar a manos de las fuerzas rusas, aunque, dada la intensidad de los bombardeos de que es objeto, puede quedar convertido en un montón de escombros. Tras dos días de implacables ataques de artillería, decenas de blindados se situaban ayer a tan sólo unos centenares de metros del edificio.El Ejército Rojo, humillado la pasada. Nochevieja, escaso de moral y motivación, parece a punto de tomarse la revancha, aunque los combatientes chechenos ponen muy caro cada centímetro de terreno que ceden. La forma en que se está desarrollando la operación, y sobre todo el alto coste en vidas humanas (muchas de ellas de civiles) que se está cobrando, es objeto de críticas generalizadas, tanto desde el exterior como desde numerosos sectores sociales y políticos rusos. Unos 1.500 simpatizantes comunistas se congregaron con retratos de Lenin en el centro de Moscú, lanzaron gritos contra el presidente Borís Yeltsin, al que tacharon de criminal, y reclamaron el fin de la intervención militar. "Esto es una guerra civil", se leía en una pancarta.

Según el centro de prensa del Gobierno ruso, el presidente checheno, Dzhojar Dudáiev, huyó de Grozni el viernes, junto a su guardia personal, y está ahora a unos 50 kilómetros de la capital de Chechenia. Por su parte, el comisario ruso de Derechos Humanos, Serguéi Kovaliov, regresó ayer a la zona de conflicto tras denunciar las violaciones de las libertades fundamentales que, según él, está cometiendo el Ejército en Chechenia.

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