Sabonis y los residuos yugoslavos

El Madrid disfruta de su juego y arrasa a un patético Joventut

Esta vez no fue Zeljko Obradovic quien ordenó la táctica victoriosa. El mérito corresponde al encargado de material del Palacio de Deportes. Él fue quien avisó de que Yugoslavia se había olvidado los uniformes en el vestuario. Los jugadores del Real Madrid sólo tuvieron que disfrazarse de yugoslavos y saltar a la cancha. Y, además, tenía a Sabonis en estado puro: imparable (27 puntos, 21 rebotes, 5 tapones y 4 asistencias).Los primeros seis minutos marcaron la pauta que, a lo largo de todo el choque, el Real Madrid no quiso abandonar y el Joventut no pudo variar. Los blancos disfrutaron...

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Esta vez no fue Zeljko Obradovic quien ordenó la táctica victoriosa. El mérito corresponde al encargado de material del Palacio de Deportes. Él fue quien avisó de que Yugoslavia se había olvidado los uniformes en el vestuario. Los jugadores del Real Madrid sólo tuvieron que disfrazarse de yugoslavos y saltar a la cancha. Y, además, tenía a Sabonis en estado puro: imparable (27 puntos, 21 rebotes, 5 tapones y 4 asistencias).Los primeros seis minutos marcaron la pauta que, a lo largo de todo el choque, el Real Madrid no quiso abandonar y el Joventut no pudo variar. Los blancos disfrutaron como nunca de un juego rápido, alegre, fluido y felizmente espectacular. Al más puro estilo yugoslavo. No es lo habitual, pero tampoco es la primera vez esta temporada que los madridistas apuntan indicios de hasta dónde, muy lejos, puede y debe llevarles su tremendo potencial.

Sabonis se plantó en el centro de la zona, puso cara de ogro y llevó el pavor a las de los badaloneses. El Joventut templaba. Sus pívots ni se planteaban la incursión en los dominios del lituano. Sin la aportación de sus tiradores, en estado catatónico, casi sin extranjeros (Ebeling y Wright no están para mucho; Markovic ni saltó a la cancha), sin Mike Smith (consiguió su primera y única canasta en el m. 34) al Joventut sólo le quedaba Villacampa. No falló su capitán.

El Real Madrid anotaba canastas fáciles en contraataque, machacaba con los triples (Antúnez, Sabonis), arrasaba sin piedad debajo del tablero (Arlauckas y, otra vez, Sabonis). El pívot báltico ofrecía también detalles de su magia encadenando una serie de asistencias sólo al alcance de jugadores de su grandísimo talento. Lo, dicho: en seis minutos el Madrid había resuelto el compromiso con un 22-6 doblemente impactante por el nombre del rival, actual campeón de Europa.

Eran tantas las facilidades dadas por los verdinegros y, más importante, los abundantes méritos madridistas -no hay razón para limitarlos- que nadie se acordó de que el Real estaba disputando su partido número 12 de diciembre y quinto en siete días. Y continuaba padeciendo, las bajas de Lasa, Santos y Kurtinaitis.

Los jugadores del Joventut sí que estaban agotados. O al menos lo parecía. La imagen que dejó a su paso por el Palacio fue penosa. El Joventut nunca dio la impresión no ya de ganar, sino ni siquiera de agregar unas mínimas gotas de emoción al choque.

Ocurría todo lo contrario. El Madrid vencía por 17 puntos en el minuto 16 (41-24), por 19 en el descanso (50-31), por 24 en el 29 (65-41) y por 28 en el 32 (72-44). Y para mayor deshonor catalán, la ampliación de ventaja la certificaba el Madrid con un quinteto en cancha integrado por Antúnez, García Coll, Cargol, Martín y Romero. Obradovic se permitía el lujo de dar muchos minutos de: descanso a titulares y situó en el. parqué, al final, a Roberto Núñez, un base de 16 años.

Derrota del Estudiantes

El Estudiantes perdió en Cáceres (105-99), en la prórroga, tras de realizar una brillante actuación en la primera parte (47-55) gracias al poder anotador de Herreros, Smith y Spencer. La segunda parte siguió el mismo camino, pero a cinco minutos para el final, el Cáceres logró igualar a 75-75. A 58 segundos de la conclusión el partido era para el equipo local, pero los triples estudiantiles forzaron la prórroga, en la que el Cáceres sacó mejor rendimiento.

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