FÚTBOL INTERNACIONAL

Los croatas mandan en Europa

Talento, temperamento y picaresca, claves del éxito

Tras su gran victoria sobre Italia en Palermo, la selección de Croacia encabeza el Grupo 4 de la fase clasificatoria para la Eurocopa de 1996. El Hajdukplit se ha clasificado con brillantez en el Grupo C de la Liga de Campeones e izará la bandera croata ante el Ajax en los cuartos de final. El club, sin embargo, deberá pagar una multa de 1,5 millones de peses por la torpeza de sus recogepelotas durante el partido que le ganaron al Anderlech (2-1). Mientras tanto, el Croacia Zagreb ha sido excluido de los torneos europeos durante un año y Miroslav Blazevic, técnico del club y de la selección cr...

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Tras su gran victoria sobre Italia en Palermo, la selección de Croacia encabeza el Grupo 4 de la fase clasificatoria para la Eurocopa de 1996. El Hajdukplit se ha clasificado con brillantez en el Grupo C de la Liga de Campeones e izará la bandera croata ante el Ajax en los cuartos de final. El club, sin embargo, deberá pagar una multa de 1,5 millones de peses por la torpeza de sus recogepelotas durante el partido que le ganaron al Anderlech (2-1). Mientras tanto, el Croacia Zagreb ha sido excluido de los torneos europeos durante un año y Miroslav Blazevic, técnico del club y de la selección croata, cumple una sanción de cinco partidos.Los variopintos datos sirven para resumir un fútbol que mezcla talento, temperamento, picaresca y que en sólo un año ha escalado más de 60 posiciones en la clasificación mundial de la FIFA.

Croacia sigue la receta redactada por Bulgaria en el pasado Mundial. Saca un óptimo rendimiento del caos organizado frente a rivales, como la Italia de Sacchi, que dan la sensación de jugar esposados a a pizarra. El pasado miércoles en Lisboa, Aliosha Asanovic, el genial 10 del Hajduk y de la selección, acudía una y otra vez al banquillo del Hajduk para encararse al técnico Ivan Katalinic y ventilar sus discrepancias sobre el juego. La selección está dirigida por una federación sin presidente -el anterior, Mladen Vedris, fue despedido por orden gubernamental-, pero con tres entrenadores. Ante todo esto, cuesta calcular el porcentaje de furia exhibida contra Italia desde que los dueños del estadio La Favorita optaran por izar, al lado de la bandera italiana, la de Serbia. Tanto en el Hajduk como en la selección, el orgullo de esta joven nación futbolística sirve de fuerza motriz y estabilizadora en un cóctel de alta volatilidad.

El fútbol se ha convertido en el vehículo para demostrar que la vida croata no cuadra con imágenes de un país azotado por la guerra. En Split, aunque Bosnia está a menos de 80 kilómetros, las señales bélicas se reducen a algún casco azul en la zona antigua y algunas plazas hoteleras habilitadas para refugiados. Apenas ha sido obstáculo para la recuperación turística, que se refleja en un crecimiento, este verano, del 400% sobre el año anterior. En el mercado de divisas los kunnar rozan los cinco duros y, como síntoma de solidez económica, 280 seguidores acompañaron al Hajduk hasta Lisboa en tres charter. Una vez en el estadio da Luz, desplegaron sus banderas y vitorearon a los tres compatriotas que, antes del encuentro, dieron la vuelta al campo para recordar la muerte de dos compañeros. Cada partido es una declaración de solidaridad e independencia.

De ahí la movida política que rodea a la selección. Tomislav Ivic, ex técnico del Atlético de Madrid, se ha convertido en el príncipe de las tinieblas. Se aprovechó de la sanción a Blazevic para anunciar que el segundo técnico, Branko Ivankovic, un joven entrenador procedente del modesto Varteks Varazdin, estaba excesivamente verde para tareas de tanto peso y se asomó de las sombras para apoderarse del banquillo e imponer "un sistema opuesto al de Blazevic".

Utilizó su astucia para frenar los movimientos preferidos de Roberto Baggio, y Prosinecki, Asanovie y Boban tuvieron demasiado toque para el subcampeón del mundo. Los dos goles de Davor Suker hicieron historia y cumplieron con todos los propósitos de los políticos de Zagreb. Los hombres de Ivic demostraron sobre el campo y vistiendo la camiseta rojiblanca, que reproduce la bandera nacional, que Croacia es una potente realidad.

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