Edward Kennedy resurge de sus cenizas

El jefe de la famosa dinastía política de EE UU vuelve a ser favorito a la reelección

La leyenda se impone. Cuando parecía que un joven candidato, con energía y dinero suficientes para ser senador de Estados Unidos, ponía en peligro al último patriarca de la más controvertida familia política de la historia de este país, Edward Kennedy resurgió de las cenizas para imponer su programa de viejo progresismo en dos debates televisados en los que barrió a su rival republicano, Mitt Romney, y se escapó con 15 puntos de ventaja. Su reelección, que le permitirá inaugurar como senador el siglo XXI, parece virtualmente garantizada.De sus 62 años de vida, Edward Kennedy, el hermano de los...

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La leyenda se impone. Cuando parecía que un joven candidato, con energía y dinero suficientes para ser senador de Estados Unidos, ponía en peligro al último patriarca de la más controvertida familia política de la historia de este país, Edward Kennedy resurgió de las cenizas para imponer su programa de viejo progresismo en dos debates televisados en los que barrió a su rival republicano, Mitt Romney, y se escapó con 15 puntos de ventaja. Su reelección, que le permitirá inaugurar como senador el siglo XXI, parece virtualmente garantizada.De sus 62 años de vida, Edward Kennedy, el hermano de los dos políticos asesinados en los anos sesenta, ha pasado 32 en el Senado. Según el diario The Boston Glabe, que ayer pidió en un editorial el voto para Kennedy, el balance de lo conseguido por el senador de Massachusetts en ese tiempo es "verdaderamente impresionante". Kennedy ha sido una figura fundamental para impulsar legislaciones '' 'que afectan a problemas capitales del, futuro de la nación", según The Globe.

Tanto con presidentes republicanos como demócratas, Kennedy ha estado en primera línea en defensa del aborto, de los derechos de las mujeres, de los trabajadores, del medio ambiente, forjándose una imagen de izquierdista a la que frecuentemente recurren tanto republicanos como algunos demócratas para ejemplificar un pasado con el que quieren acabar.

Pero incluso las leyendas se desgastan. Edward Kennedy no es hoy el joven enérgico al que sólo las equivocaciones de su vida privada apartaron de la presidencia. Hoy Kennedy mueve torpemente su desproporcionado físico y tiene serias dificultades para presentar nuevas ideas. Hace unas semanas parecía, como los dinosaurios, una figura, en extinción.

Pero debe de quedar algo en la memoria colectiva de los pueblas a la que Kennedy apeló para remontar. "Yo no soy el ,candidato más joven en esta carrera, tampoco el más delgado, pero sí el mejor", dice el senador en sus discursos.

Romney, de 47 años, un hombre de negocios multimillonarios sin experiencia política, ha tratado de atacar el flanco de que Kennedy es blando en la lucha contra la delincuencia. Pero, especialmente, ha intentado presentar a su rival como un caduco producto de los sesenta.

Las principales concesiones que Kennedy ha hecho tienen que ver con su vida privada. Estaba obligado a limpiar ciertos episodios de su pasado que le han torturado durante décadas, especialmente la muerte de Mary Jo Kopechrie en el famoso accidente de automóvil en Chappaquiddick, en julio de 1969, y el juicio por violación de su sobrino William Kennedy, en 1991. A ello ha contribuido de forma muy efectiva su matrimonio hace dos años, con Victoria Reggie, 22 años menor que él y una pieza clave en esta campaña. Su nueva mujer no sólo le ha transferido vitalidad y confianza en sí mismo, sino que le ha dado una imagen de respetabilidad y asiento que necesitaba urgentemente.

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