COMPETICIONES EUROPEAS

Ziganda hace vibrar San Mamés

El Athletic elimina al Newcastle en un partido intenso

El Athletic eliminó al Newcastle en un partido que comenzó gélido y acabó inundado de pasión y nerviosismo. Un gol de Ziganda, en plena vorágine del Athletic, arruinó las expectativas del Newcastle, precisamente cuando los ingleses ejercían el control. El valor doble de los tantos obtenidos en Newcastle dio la clasificación del Athletic en un partido que sudó y sufrió hasta el, final.

El partido derramó prudencia frente a la desmesura de las tribunas, mediante un cálculo milimétrico del partido aunque desarrollado a ritmo trepidante. El Newcastle se parapetó de salida esperando el d...

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El Athletic eliminó al Newcastle en un partido que comenzó gélido y acabó inundado de pasión y nerviosismo. Un gol de Ziganda, en plena vorágine del Athletic, arruinó las expectativas del Newcastle, precisamente cuando los ingleses ejercían el control. El valor doble de los tantos obtenidos en Newcastle dio la clasificación del Athletic en un partido que sudó y sufrió hasta el, final.

El partido derramó prudencia frente a la desmesura de las tribunas, mediante un cálculo milimétrico del partido aunque desarrollado a ritmo trepidante. El Newcastle se parapetó de salida esperando el desahogo visceral del Athletic a la espera de una conversación más sosegada. En definitiva, jugó con paraguas en previsión de una tormenta que se tradujo en un contumaz sirimiri.

El Athletic se encontró de salida con la titularidad del balón para moverlo. La gestión no la rentabilizó en ocasiones pero al menos , le sirvió para entender que el sudor de su rival traducía respeto, incluso miedo.

Durante media hora tuvo el Athletic el partido a su merced, fruto de la renuencia británica y el ansia de balón de los rojiblancos. Las intermitencias de Alkiza y Garitano propiciaron algunas descarga! eléctricas en el área inglesa pero la mansedumbre predominó en los dominios de Smicek. Un tiro intencionado pero fallido de Alkiza y un intento de friqui de Mendiguren sancionaron el poder ofensivo del Athletic. El Newcastle se desentumeció a la media hora. Lee adquirió los balones del Newcastle y desempolvó el medio campo y las carencias físicas de los rojiblancos. En dos zancadas se plantaba ante Valencia con un estilo artesanal- pero efectivo. Carente de delanteros, Lee asumió toda la, responsabilidad: cuando defiende corre y cuando ataca arrasa.

El cuarto de hora final del primer periodo ratificó el ejercicio científico de los ingleses. El Athletic se desinfló y se dedicó a cuidar la viña en detrimento de la posesión del balón.

Un gol, tan sólo un gol, definía la personalidad del partido sin otra ambición en el planteamiento de ambos equipos. Pero la reanudación evidenció la vocación contragolpeadora del Athletic frente al poderío físico británico. Ahí se movió con más posibilidades el Athletic. Ziganda lo tuvo en un magistral servicio de Garitano. Era el partido que buscaba el Athletic y a la segunda oportunidad Ziganda en contró el hueco apropiado entre el cuerpo de Smicek y el césped. Fue otro servicio magistral, ahora de Alkiza, sin duda el futbolista más inspirado del Athletic.

El partido mudó la cara. Todo el ejercicio táctico se produjo entonces en un ejercicio de pasión. El Newcastle recobró el más puro estilo inglés mientras el Athletic se movía entre líneas en busca de su botín. Si en el dominio resulta indolente en el contragolpe evidencia su eficacia. San Mamés estalló. El Newcastle se dedicó al juego aéreo mientras el Athletic rebuscaba en los servicios largos la puntilla que alinease el, nerviosismo. Garitano lo tuvo en sus manos, o mejor, en su bota izquierda cuando a falta de cinco minutos el colegiado decretó un cIaro penalti de Peacock sobre Suances. Pero la tensión también pudo con Garitano que envió el balón al travesaño y el posterior remate a gol fue anulado por fuera de juego.

Estaba claro que la eliminatoria del partido iba a ser una cuestión de corazón. Incluso Valencia puso, una pica en Flandes cuando erró en un servicio por alto que no se convirtió en gol de milagro. Sin embargo, el guardameta del Athletic restañó la herida al atajar, apenas a un minuto del final, un duro disparo de un delantero inglés que hubiera enmudecido San Mamés.

El pitido final echó al público al terreno de juego ante la impotencia de los, servicios de seguridad. Sin embargo, tal ejercicio en esta ocasión tuvo un notable componente de deportividad. Apenas unos segundos para festejar el triunfo y muchos minutos para festejar y aplaudir a los seguidores británicos.

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