Los domingos, milagro en San Lázaro

Los domingos, milagro. El Compostela ha convertido el hecho increíble en un acontecimiento cotidiano. Se ha consumido ya un cuarto de Liga y el grupo de Fernando Santos no sólo ha evitado el potro de tortura sino que se aparece cómodamente instalado en las dependencias más templadas de la competición. No temen los santiagueses ni a los santuarios más sagrados. Ayer disputaban un duelo cumbre en su Liga particular, el derby de los indigentes, un cara a cara entre los dos clubes más pobres de la Liga. A los 10 minutos, el Logroñés ya estaba reducido a escombros. Pudieron haberse id...

Los domingos, milagro. El Compostela ha convertido el hecho increíble en un acontecimiento cotidiano. Se ha consumido ya un cuarto de Liga y el grupo de Fernando Santos no sólo ha evitado el potro de tortura sino que se aparece cómodamente instalado en las dependencias más templadas de la competición. No temen los santiagueses ni a los santuarios más sagrados. Ayer disputaban un duelo cumbre en su Liga particular, el derby de los indigentes, un cara a cara entre los dos clubes más pobres de la Liga. A los 10 minutos, el Logroñés ya estaba reducido a escombros. Pudieron haberse ido los riojanos con media docena de goles y aún así el Compostela habría fallado el porcentaje normal de ocasiones. Pero bastaron dos tantos para el milagro.Reforzado moralmente por la proeza del Bernabéu, el Compostela salió confiado. A los diez minutos, ya se había hecho acreedor al gol. A los 20, Mandía se fue a la ducha por dos faltas provocadas para evitar que los santiagueses encararan en solitario a Ochotorena. A la media hora llegó el premio. Empezó con una fantástica internada de Nacho, que haría las delicias de los más academicistas. Hizo todo según manda el manual: regate, carrera hasta la línea de fondo y centro suave al área. Lecumberri vino desde atrás y aplastó el cuero contra la red..